Las pipas de calabaza, un alimento de moda

La calabaza guarda en su interior un tesoro sabroso y nutritivo: sus semillas. Las pipas de calabaza se han convertido en un alimento indispensable en nuestra despensa para completar distintas elaboraciones. Vamos a conocer un poco más de este alimento y en qué elaboraciones podemos incorporar las pipas de calabaza.

Comparadas con las de girasol, las pipas de calabaza son más anchas y planas. Son de color claro por fuera y de un color verdoso cuando las pelamos, una tarea que es un poco más compleja que la de las de girasol. Aunque existen diferentes tipos de calabaza, las semillas son prácticamente iguales; la diferencia en cuanto a tamaño, forma y sabor son mínimas.

A la hora de adquirirlas, podemos hacerlo con cáscara o sin ella. Si tienen cáscara, pero las pipas son pequeñas, no merece la pena pelarlas, es mejor tostarlas enteras y consumirlas en esta versión más crujiente.

Al igual que sucede con los frutos secos y otras semillas, este alimento tiene una gran cantidad de nutrientes, un alto contenido energético y un gran aporte de grasas insaturadas. Aportan unas 400 calorías por cada 100 gramos. Sin embargo, como sucede con los frutos secos, sus beneficios están por encima de estas y se valora sus propiedades nutricionales: aporta minerales esenciales, especialmente potasio, magnesio y calcio, vitaminas del grupo B y E, es fuente de antioxidantes y aporta una notable cantidad de fibra.

Usos en la cocina

A la hora de incorporar las semillas de calabaza en nuestra dieta, podemos hacerlo como un aperitivo o picoteo, crudas o tostadas. También puede completar un tentempié de media mañana; junto con un yogur o un trozo de queso, podemos comer un puñado de pipas de calabaza.

Estas pipas son un aderezo muy sabroso para coronar cremas de verduras, sopas o guisos, aportando un contraste crujiente al plato y haciendo más contundente el plato. Y para completar nuestras ensaladas, podemos añadir unas pocas pipas peladas.

Las podemos emplear molidas para bases de salsas, espesando una salsa muy líquida de una forma muy sabrosa. También las podemos añadir a nuestras masas a la hora de hacer pan o un bizcocho. 

¿Un yogur griego y nada más? Añade unas pocas pipas de calabaza peladas y media docena de frambuesas y tienes un postre muy sabroso o una merienda completa.

Otra opción es consumir aceite de pipas de calabaza para, por ejemplo, aderezar la ensalada o para añadirlo a la sopa una vez que esté lista. Si optar por este tipo de aceite, debe utilizarse siempre en crudo porque pierde sus propiedades al calentarse.