El plátano en la dieta de los adultos mayores: pros y contras

Las frutas juegan un papel determinante en una dieta saludable, por lo que la pirámide NAOS (@sanidadgob), que muestra las recomendaciones de frecuencia del consumo de los distintos alimentos, aconseja la ingesta de dos o tres piezas a diario. El plátano podría ser una de ellas, por sus múltiples propiedades. Sin embargo, en el caso de las personas mayores es importante conocer si existe alguna patología que pudiera desaprobar su abuso.

Es una fruta que gusta a casi todos por su sabor dulce y su agradable aroma. Además, hay que destacar que se digiere fácilmente y posee una textura que simplifica la masticación, un aspecto esencial si el individuo tiene problemas de deglución o disfagia, en mayor o menor grado.

Las propiedades del plátano que hay que tener en cuenta para incluirlo (o no) en la dieta

Como indica la Fundación Española de Nutrición (@FENnutricion), el plátano es una fruta con un interesante contenido en vitaminas A, B y C, pero, sobre todo, destaca por su aporte en minerales. El potasio (más de 300 miligramos por cada 100 gramos de producto) es su gran valor y el que lo convierte en un alimento ideal para “neutralizar” cualquier exceso de sodio (sal) y lograr el equilibrio entre los electrolitos presentes en el organismo. Además, un plátano aporta fósforo y magnesio y, en menor medida, calcio y hierro.

Por otro lado, se le “acusa" de ser una de las frutas que más engordan, algo que no es del todo cierto. Cien gramos suponen la ingesta de unos 18 gramos de hidratos de carbono, 1,2 gramos de proteínas, más una importante dosis de fibra (3,4 gramos). Es cierto que esa misma porción aporta unas 85-95 kcal. No es una cantidad baja, pero tampoco excesiva, sobre todo para una persona que realice ejercicio físico moderado a diario.

Asimismo, el plátano es una fruta saludable y un alimento muy energético, tal y como señala el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (@AGRI_Gobcan). En general, resulta aconsejable dentro de una dieta equilibrada, también en el caso de las personas mayores, como postre o ingrediente de recetas texturizadas (de fácil masticación y digestión). Su contenido graso es mínimo, por lo que es un buen aliado cuando existe hipertensión o hipercolesterolemia. Su aporte en fibra también favorece el tránsito intestinal.

Como contras, habría que señalar que su consumo, en el caso de las personas con diabetes, debe ser controlado, ya que en un momento dado los carbohidratos simples podrían elevar el nivel de glucosa en sangre con rapidez. Si existe sobrepeso u obesidad, el consumo ha de ser moderado.