Lucía Garrido
Alimentación
¿Por qué comemos menos en verano? La ciencia lo explica
Las comidas más ligeras triunfan estos meses
Durante los meses de verano, muchas personas notan un cambio significativo en sus hábitos alimenticios: el apetito disminuye y las comidas ligeras y refrescantes se vuelven más apetecibles.
Este fenómeno, lejos de ser una simple percepción, tiene una explicación científica. El calor no solo afecta la temperatura externa de nuestro cuerpo, sino que también influye en cómo procesamos los alimentos y en nuestras necesidades nutricionales.
En este artículo, exploraremos por qué el calor nos hace comer menos, cómo se adapta nuestro organismo a estas condiciones y qué podemos hacer para mantener una dieta equilibrada durante los meses más calurosos del año.
¿Por qué comemos menos en verano?
Según la ciencia, cuando las temperaturas suben, el cuerpo humano activa mecanismos de regulación térmica para mantener su temperatura interna estable. Una de las formas en que lo hace es redistribuyendo el flujo sanguíneo hacia la piel, permitiendo que el calor escape. Este proceso reduce el flujo de sangre hacia el sistema digestivo, lo que a su vez disminuye la capacidad del cuerpo para procesar grandes cantidades de alimentos. Como resultado, el apetito disminuye y las personas tienden a consumir menos comida.
Cambios en los patrones alimenticios
El artículo también resalta que durante el verano las personas tienden a preferir comidas más ligeras y frescas, como ensaladas, frutas y alimentos ricos en agua, en lugar de comidas pesadas y calientes. Este cambio no solo está influenciado por la reducción del apetito, sino también por una preferencia natural del cuerpo por alimentos que no aumenten la temperatura corporal. Además, el acto de comer menos durante el verano no solo es una cuestión de comodidad o preferencia, sino que también puede tener beneficios para la salud, como facilitar la digestión y evitar malestares estomacales.
¿Qué dice la ciencia al respecto?
La ciencia respalda estos cambios en los hábitos alimenticios. Según los expertos citados en el artículo, la disminución del apetito es un mecanismo evolutivo que ayuda a los seres humanos a adaptarse a las condiciones ambientales cambiantes. Esta adaptación ha permitido que, a lo largo de la historia, las personas puedan sobrevivir en climas cálidos sin comprometer su salud.
Igualmente, aunque es normal que el apetito disminuya en verano, es importante asegurarse de mantener una dieta equilibrada y consumir suficientes nutrientes para mantener la energía y la salud en general. También se recomienda prestar atención a la hidratación, ya que es esencial para el bienestar durante los meses más calurosos.