Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorLas harinas refinadas no son del todo sanas. La razón es porque en el proceso de refinado el cereal pierde la fibra y muchos nutrientes que son beneficios para nuestro organismo. Además, los cereales refinados tienen un índice glucémico alto, por lo que son menos saciantes.
Vamos a comenzar explicando qué son las harinas refinadas que, como es el caso de la del trigo, se someten a un procesado industrial en el que se crean partículas más finas y pequeñas al eliminar parte de los componentes fundamentales de la harina de grano entero. Esta suele estar formada por el salvado, el germen y el endospermo. Los dos primeros son los que se suelen retirar para acabar empleando tan solo el endospermo, dando lugar a un ingrediente más digerible y que permite ser utilizado con mayor facilidad en productos de pastelería y como añadido para otras elaboraciones.
Cuando se elimina el salvado y el germen, el trigo está perdiendo parte de sus propiedades y nutrientes. Tras este proceso, las harinas refinadas tienen un aporte mucho menor en fibra, proteína y otros micronutrientes como minerales en comparación con las integrales, que conservan el grano entero.
Además, el trigo es rico en vitaminas. Podemos encontrar varias vitaminas del complejo B, vitamina E, niacina, ácido fólico además de zinc, manganeso, calcio, potasio, cobre, etc. Todo eso desaparece al refinar la harina de trigo.
Las harinas refinadas no están especialmente recomendadas para seguir unos hábitos alimenticios saludables, aunque se pueden consumir con moderación sin problema y están presentes en diversos alimentos.
La razón es que las harinas refinadas tienen un aporte de fibra mucho menor, lo que supone que tiene un alto índice glucémico y en un incremento de los niveles de glucosa en la sangre. Y gracias a esa carga glucémica, el consumo de estas harinas está asociado con una mayor posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, obesidad, y diabetes, según algunos estudios científicos.
A su vez, el hecho de que tenga menos fibra las hace menos saciantes y que los alimentos hechos con estas harinas tengan menor capacidad de hacerlos sentir llenos.
No es que no se pueda tomar harina refinada, es que existe una opción más saludable al sustituir esta por harina integral, que lleva el grano completo de trigo y que podemos encontrar en cualquier supermercado para nuestras elaboraciones caseras. En la panadería, podemos optar por panes integrales y de salvado, cuyas harinas incorporan todo el grano. Respecto a las pastas y arroces, también podemos encontrar en el supermercado pasta integral, que necesitaremos cocer durante un poco más de tiempo pero que es una opción nutricionalmente más interesante.