¿Son los alimentos transgénicos peligrosos para la salud?

El cultivo de alimentos naturales suele enfrentarse a múltiples obstáculos durante dicho proceso como, por ejemplo, la presencia de plagas, las condiciones meteorológicas adversas o el uso excesivo de pesticidas para acabar con los insectos, los roedores o las malas hierbas que ponen en riesgo su seguridad. Para hacer frente a todos estos problemas, que pueden verse incrementados por el impacto del cambio climático que ya amenaza a varias especies, hace décadas comenzó la experimentación con los alimentos transgénicos que hoy en día están de ruidosa actualidad.

Como bien es sabido, los alimentos transgénicos son aquellos que han sido modificados genéticamente para proporcionarles unas características concretas. Por ejemplo, algunas especies han sido sometidas a este proceso para ser más resistentes a los gérmenes y las bacterias o incluso al clima más extremo, intensificando así su producción.

A pesar de que son muchos los alimentos de consumo diario que ya disfrutan de estas ventajas, como la patata, el arroz, el tomate o la soja, algunas personas todavía sienten cierto recelo hacia ellos y su posible efecto en la salud del ser humano a largo plazo. Pero, ¿qué hay de cierto en estas sospechas?

Sin evidencias científicas de su peligrosidad

En términos generales y según varios expertos en la materia, como la Organización Mundial de la Salud (@WHO) o el Consejo Nacional de Investigación estadounidense, a día de hoy no existen evidencias científicas determinantes que apunten a un riesgo en el consumo de alimentos transgénicos.

Asimismo, hacen alusión a las diferencias entre estos productos y aquellos que son 100% originales, siendo estas prácticamente inexistentes. El riesgo de intoxicación o alergias, los problemas gastrointestinales o su vinculación con algunos tipos de cáncer son algunos de los problemas que se han estudiado en este sentido, descartando cualquier relación posible. 

Aun así, muchos consumidores siguen dando prioridad a los alimentos naturales, alegando un sabor más intenso y suculento. Sin embargo, ¿es posible distinguirlos del resto de productos del supermercado? Pues, a simple vista, presentan las mismas características. Según el Instituto Tecnológico de la Industria Agroalimentaria (AINIA @ainiatecnologia), “cuando un alimento puesto a la venta al consumidor final se ha producido utilizando o a partir de un ingrediente transgénico que está presente en el producto final, la lista de ingredientes debe indicarlo de forma expresa”, siguiendo así el Reglamento 1830/2003 de la Unión Europea.

En definitiva, debido a la escasez de estudios científicos que confirman si los alimentos transgénicos tienen o no un impacto negativo en la salud, los expertos difieren en cuanto a su opinión, obteniendo finalmente el mismo número de defensores que de detractores dentro del sector.