Verónica Mollejo
Alimentación
Efectos negativos que provoca el consumo excesivo de refrescos en las personas mayores
Verónica Mollejo
Foto: Bigstockphoto
Jueves 20 de julio de 2023
ACTUALIZADO : Jueves 20 de julio de 2023 a las 11:22 H
7 minutos
A pesar de que su impacto negativo en el organismo es una realidad, siguen siendo muy populares
Desde hace algunos años, el consumo de refrescos está vinculado a una serie de perjuicios sobre la salud que han alarmado no solo a los millones de consumidores que los incluían en su cesta de la compra, sino también a una comunidad médica y científica que sigue luchando por concienciar sobre sus efectos. Una tarea que actualmente resulta imprescindible, pues su presencia en el mercado continúa estable a pesar de las revelaciones, siendo las versiones sin azúcar y sin calorías, supuestamente, las que lideran la clasificación.
Asimismo, "con carácter general, cada español gasta en torno a 70 euros en bebidas refrescantes en cerca de los 50 litros per cápita consumidos tanto en el hogar como en el sector de la restauración", explica el grupo MERCASA (@Mercasa_mercas) en uno de sus últimos informes. Estas cifras representan, aproximadamente, 13 millones de hogares en nuestro país, más de 1.400 millones de euros en gasto por parte de los consumidores y alrededor de 1.700 millones de litros de refresco al año.
Ante esta situación, no es de extrañar que los expertos sigan estudiando y divulgando la auténtica composición de dichas bebidas y su relación con el estado de salud de aquellos que las incluyen en su dieta diaria. Especialmente cuando se trata de personas mayores, cuyo organismo está más expuesto a los agentes externos que quieran deteriorarlo.
Aumenta el riesgo de mortalidad
Aunque para algunas personas resulte exagerado, la ciencia lo ha demostrado: beber un refresco al día podría aumentar considerablemente el riesgo de mortalidad. De hecho, las bebidas que presumen de ser zero o light son incluso más peligrosas. ¿El motivo? Los consumidores que normalmente recurren a ellas suelen llevar un estilo de vida muy poco saludable y les dan más presencia en la dieta al fiarse de sus supuestas "cualidades". Lamentablemente, esta conclusión implica otros efectos secundarios. ¿Cuáles son?
Obesidad
Una de las consecuencias más obvias y visibles. Según varios estudios en la materia, el consumo de refrescos es uno de los factores que más influyen en el incremento de la obesidad entre los niños y las personas mayores. El gran aporte de azúcar que estas presentan se encuentra detrás de este problema y, como indican los expertos, en la mayoría de ocasiones su ingesta va asociada a otros alimentos perjudiciales, como la comida rápida. Sin olvidar las otras dolencias que desencadena como, por ejemplo, la hipertensión o la diabetes tipo 2.
Problemas renales
Las personas mayores son uno de los grupos poblacionales que más sufre este tipo de patologías, así que imagínate la peligrosidad de que además incluyan los refrescos en su menú semanal. La Asociación Catalana de Enfermos de Hepatitis (ASSCAT @asscatinforma) lo tiene claro, "la ingestión de cantidades elevadas de refrescos y bebidas de frutas con azúcar y agua implica un 61% más de riesgo de sufrir daños en el riñón". Esto se debe al ácido fosfórico y el benzoato que poseen algunas de estas bebidas.
Caries
Todo el mundo sabe que tomar demasiada azúcar puede causar estragos en la dentadura, y los resfrescos no son una excepción. Esta sustancia, sumada al ácido de dicho elixir, puede disolver el esmalte dental, afectar al nervio y a la raíz del diente y, por consiguiente, motivar la pérdida del mismo. Por este motivo, no solo debes controlar el consumo de este tipo de bebidas, sino también cepillarte los dientes cuando caigas ante sus encantos.
Insomnio
¿Sabías que el 40% de las personas mayores de 65 años sufren insomnio en mayor o menor medida? El germen de este trastorno puede ser la toma de medicamentos, el sedentarismo, algunas enfermedades degenerativas y, por supuesto, la ingesta de bebidas excitantes o con cafeína, un grupo al que pertenecen no solo los refrescos, también el café, el té y el alcohol. En este caso, el problema se agrava debido a la vinculación entre la falta de sueño y el deseo de tomar azúcar, creando un círculo vicioso del que es muy difícil escapar.
Osteoporosis
También se ha comprobado que tomar demasiados refrescos impide la correcta absorción del calcio y que, por lo tanto, aumenta el riesgo de padecer osteoporosis a edades tempranas, empeorando la enfermedad si el individuo ya ha sido diagnosticado. Sin embargo, la cosa no acaba aquí, pues los folatos que poseen estas bebidas también contribuyen a fomentarla. Una alta concentración de folatos en el organismo tiene el poder de alterar el equilibrio mineral de los huesos, dañándolos.
Gastritis
Los refrescos, ya sea por su alto contenido de azúcar como por el gas y los ácidos que también incluyen, incrementan el reflujo durante la digestión. Más concretamente, aumentan la acidificación de los jugos gástricos, lo que provoca problemas de absorción, acidez y ese molesto reflujo gastroesofágico. A su vez, estos síntomas promueven otros trastornos digestivos de importancia como la gastritis o las úlceras estomacales, mucho más delicadas en el caso de las personas mayores.