Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorEl tomate es una fruta que se prepara y come como si de una verdura se tratara y, aunque su mejor momento para el consumo es en los meses de verano cuando madura de manera natural, lo tenemos a nuestro alcance durante todo el año.
Originario de Sudamérica, llegó a Europa hace más de 500 años y desde entonces se ha convertido en una alimento fundamental en nuestra dieta, especialmente la mediterránea. Además, gracias a la gran variedad de esta fruta (miles, entre originales e híbridos) podemos disfrutar de su protagonismo en muchos platos, en forma de salsas guisos, ensaladas, sofritos, zumos y gazpachos, a los que aporta su aroma, sabor y sus múltiples beneficios para la salud, reduciendo el riesgo de padecer enfermedades crónicas, cardiovasculares e inflamatorias.
Los fitoquímicos, sustancias fenolíticas (polifenosles) y sustancias terpénicas (licopeno) presentes en el tomate, son compuestos que por un lado tienen la propiedad de neutralizar los radicales libres vinculados al desarrollo de enfermedades degenerativas y, por el otro, en el caso del licopeno, además de dar ese color rojo intenso al tomate, actúa contra los radicales impidiendo la oxidación celular y aumentando los niveles de enzimas antioxidantes, protege el ADN, los lípidos y las macromoléculas, es decir tiene propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y cardioprotectoras.
Además de estas propiedades, hay que tener en cuenta que el tomate es rico en agua (95%), fibra, carbohidratos, potasio y vitaminas B9 (ácido fólico), C y K.
Estas propiedades tienen efecto en la salud, beneficiándose de ellas algunas enfermedades como:
Estudios realizados in vivo muestran que la mejor manera de beneficiarse de sus propiedades es comerlos enteros, con piel, ya que la mayor concentración de licopeno se encuentra en la piel, y cuanto más rojo sea el tomate mayor concentración tendrá.