Quién mejor que un médico geriatra para analizar los efectos del consumo de bebidas azucaradas para la salud y en especial, para la de los mayores. Francisco Tarazona, Vocal Clínico de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria), doctor en el Hospital Universitario de La Ribera (Valencia), y director de la European Geriatric Medicine Society (EUGMS) alerta de los peligros de abandonar una dieta mediterránea equilibrada y aumentar el consumo de refrescos con altos niveles de azúcares refinados.
Aunque advierte que sus efectos nocivos se pueden producir a cualquier edad, reconoce que en adultos mayores con sobrepeso u obesidad hay más riesgo de derivar en diabetes u otro tipo de trastornos. Por eso invita a que las compañías de la industria de los refrescos – como Coca-Cola, Pepsi o Schweppes–, inviertan más en dar información a la ciudadanía sobre los efectos de consumir cada vez más bebidas azucaradas para prevenirlo en todos los rangos de edad. Recordemos que una lata de Coca-Cola o Pepsi contienen alrededor de 35 gramos de azúcar, casi el doble de la dosis recomendada diaria por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Francisco Tarazona, Vocal Clínico de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología y doctor en el Hospital Universitario de La Ribera.
PREGUNTA.–Qué efectos puede tener el consumo excesivo de bebidas azucaradas en la salud de los mayores?
RESPUESTA.– Las dietas ricas en azúcares refinados, incluyendo las bebidas azucaradas, pueden comprometer el correcto estado de salud del adulto mayor. El consumo excesivo de estas bebidas es nocivo para el metabolismo incrementando el riesgo de obesidad y diabetes que, a su vez, aumentan el riesgo de eventos cardio y cerebrovasculares.
P.– ¿Tiene más riesgo los mayores que en el resto de tramos de edad?
R.– No es una cuestión de edad. Un adulto mayor sano puede tomar una bebida azucarada ocasionalmente. Sin embargo, los adultos mayores con diabetes u obesidad, especialmente aquellos con alto riesgo de enfermedad vascular, deberían evitar el consumo de estas bebidas. En adultos mayores, y también cada vez más en jóvenes, con sobrepeso u obesidad se desarrolla un incremento de la resistencia periférica a la insulina y una intolerancia a la glucosa como estadios previos al diagnóstico de diabetes mellitus tipo II.
P.–¿A partir de cuándo se suele empezar a diagnosticar la diabetes entre los mayores?
R.– Desgraciadamente cada vez más jóvenes. El abandono de la dieta mediterránea ha favorecido un cambio de hábitos nada saludables entre los que se incluye el consumo excesivo de este tipo de bebidas. Además de conllevar una auténtica epidemia de obesidad infantil y juvenil, ha favorecido que la prevalencia de diabetes mellitus tipo II esté aumentando, incluso en grupos de edad en los que era excepcional.
P.– Se habla mucho de los peligros del alcohol o el tabaco, pero ¿somos conscientes del riesgo que tiene el consumo del azúcar?
R.– Las campañas de sensibilización social sobre los efectos perniciosos de tabaco y alcohol han ayudado a concienciar a la población, quizá se debería haber empezado antes a concienciar sobre los efectos nocivos del uso inadecuado del azúcar, aunque nunca es tarde.
Participación en el consumo de bebidas refrescantes
Fuente: Universidad Complutense/ Mercasa
P.–En este sentido, ¿se debería limitar los anuncios de bebidas azucaradas?
R.– Al igual que ya se ha hecho con el tabaco y el alcohol y parcialmente con algunas apuestas -todavía queda pendiente regular la publicidad del juego estatal-, debería regularse la publicidad de estas bebidas, informando claramente de los gramos de azúcar que contiene cada envase.
P.– ¿Qué opináis desde la SEGG de los menús de las residencias y del contenido de azúcar que hay en zumos y otras bebidas?
R.– Los menús de las residencias, como el de los hospitales, tratan de aportar los nutrientes diarios necesarios siguiendo las recomendaciones de las principales guías clínicas. En ocasiones, estos menús pueden aportar zumos naturales, recomendables, o zumos industriales, menos recomendables, pero no nocivos si su contenido en azúcar refinado no es alto y su uso complementa adecuadamente la dieta. Eso no significa que centros sanitarios como residencias y hospitales no deban de revisar permanentemente los aportes de las dietas que proporcionan a residentes y pacientes respectivamente. Desde la SEGG consideramos que todos los programas de mejora son bienvenidos.
Sobre el autor:
Marta Jurado
Marta Jurado es periodista especializada en Sociedad, Economía, Cultura, Política y redactora en el diario digital 65Ymás desde sus inicios. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III y en Filología Inglesa por la UNED, ha trabajado en medios de tirada nacional como El Mundo y Público y las revistas Cambio16 y Energía16. Tiene además experiencia en comunicación corporativa de empresas e instituciones como BBVA o INJUVE.