Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorLa OMS recomienda un consumo diario de proteína de 0,8 a 1 gramo por kilo de peso para una persona adulta sana, siendo la mitad de esa cantidad proteína de origen vegetal.
Según un estudio publicado en la National Library of Medice apuntaba que 843 mil millones de personas en todo el mundo sufren hambre y un mayor número una ingesta insuficiente de proteínas, especialmente en África y el del Sur de Asia, donde el 30% de los niños están claramente afectados. Un problema que se acrecentará a medida que la población vaya en aumento y la producción de proteína animal sea insostenible.
Ante una ingesta insuficiente de proteínas el cuerpo hará uso de sus reservas, afectando al tejido muscular y al buen funcionamiento de otros órganos y sus respectivas funciones. Además, reaccionará exigiendo la reposición inmediata de estas moléculas de aminoácidos enviando señales en forma de alteraciones perfectamente visibles en el cuerpo. Veamos algunas de las reacciones del cuerpo ante la falta de proteínas.
Una alteración del sueño o la dificultad para conciliarlo puede estar provocada por la falta de proteínas. Estas actúan como componentes necesarios para que el triptófano -un aminoácido esencial que el cuerpo no produce y que, por consiguiente, se ha de obtener de los alimentos-, pueda ayudar a producir melatonina y serotonina que, a su vez, se encargan de regular el ciclo del sueño y la vigilia. Un déficit de proteínas hará que bajen los niveles de triptófano, disminuya la producción de melatonina y aparezca el insomnio.
Una inadecuada ingesta de proteínas afectará al buen funcionamiento cerebral. Ante una falta de atención, desmotivación, mala memoria o problemas para aprender cosas nuevas, hay que tener en cuenta el déficit de proteínas como una de las causas probables.
El 90% del cabello es proteína, conocida como queratina. Si no hay un adecuado aporte de nutrientes el cabello irá debilitándose, perdiendo color y brillo. Esto ocurre porque ante una disminución de la ingesta de proteínas el cuerpo destina las que le llegan para preservar las funciones esenciales, dejando olvidado el crecimiento del cabello.
Además, también pueden aparecer alteraciones en las uñas como manchas blancas o marrones, debilitamiento y uñas quebradizas y con poco brillo por falta de queratina.
Es de los síntomas más habituales cuando hay un déficit de proteínas y puede derivar en enfermedad del hígado graso, con inflamación, cicatrización e insuficiencia hepática.
En los músculo se encuentra la mayor reserva de proteínas del cuerpo. Si se aprecia debilidad muscular, dolor en las articulaciones y pérdida de masa muscular puede ser un signo de falta de proteínas. Además, según resultados obtenidos de diferentes estudios, las personas mayores son las que acusan estas alteraciones por déficit de proteínas de manera más habitual.
De la misma manera que ocurre con los músculos, un ingesta pobre de proteínas también afecta a los huesos aumentando el riesgo de fracturas. Esto es debido a que el tejido óseo se va debilitando por la falta de nutrientes. Hay que tener en cuenta que las proteínas son necesarias para una buena absorción del calcio y para favorecer el metabolismo óseo.
Ante un déficit de proteínas se produce una sensación de hambre constante, el cuerpo reacciona pidiendo la ingesta inmediata de comida, especialmente rica en hidratos de carbono y azúcar que aportan energía en forma de calorías.