El sucio secreto que esconden los langostinos que vas a comer estas navidades

Los pescados de piscifactoría parecen una solución viable para proteger los ríos y océanos de la sobreexplotación. Y es más, la mayoría del que consumimos ya viene de este tipo de explotaciones, como la mayoría de los langostinos, el salmón, la lubina, la dorada o las truchas.

Sin embargo, muchos de los productos alimentarios que provienen de este tipo de pesca no son tan buenos como parecen. 

Así lo demuestra 20Minutos en un artículo. Y es que, según cuentan, estos peces no se alimentan de plantas. sino que comen harinas y aceites de pescado que se extraen del mar y cuya recolección supone un impacto ambiental muy grande. 

De esta manera, aseguran, casi una quinta parte de los desembarcos mundiales de pescado se utilizan para producir estos alimentos para peces criados en cautividad. En concreto, se suelen usar sardinas, arenques y anchoas.

Además, desde hace 50 años, el consumo de pescado se ha doblado en el mundo y España encabeza el ránking de países en los que más han subido.

Por otra parte, cabe destacar que el 72% del pescado se consume en supermercados y, según un informe de la ONG Changing Markets Foundation, este aumento de la producción derivada de la acuicultura conlleva un impacto en el medio natural español, además de en otros países en desarrollo.

Y ninguna cadena de supermercado española aprueba en cuanto a sostenibilidad acuícola. Es más, no llegan a un 13%, mientras que otros países, como Alemania o Reino Unido, están a la cabeza y apuestan por unas piscifactorias sostenibles.