Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorLa gastronomía española es amplia en recetas y excelentes productos, pero, además, permite combinarlos con otros alimentos de diferentes culturas y países haciéndola aún más grande e interesante.
Uno de estos alimentos es el tamarindo, el fruto del árbol del mismo nombre de la familia de las leguminosas, originario de África tropical, pero que se cultiva ya en gran parte de los países tropicales y Asia meridional.
El fruto del tamarindo es una pequeña vaina rígida que contiene en su interior la pulpa rodeada de unos hilos que es necesario retirar. En su interior hay una pequeños huesecillos como en las aceitunas o las cerezas. Ni la cáscara ni los hilos que rodean la vaina son comestibles, solo la pulpa.
En la cocina tiene un gran protagonismo en los platos de origen asiático y latinoamericano.
Esta leguminosa posee una gran cantidad de vitaminas y minerales muy beneficiosos para la salud.
Es una gran fuente de vitaminas A, B3 y C y fibra, que evita el estreñimiento.
Además, entre los minerales más destacados podemos encontrar el magnesio, el calcio y el fósforo, muy importantes para mantener la buena salud de los huesos y los músculos.
Por otro lado, el tamarindo es rico en ácido acético que ayuda a controlar algunas infecciones por hongos.
Hay que destacar de manera especial el alto contenido en azúcar que tiene el tamarindo en comparación con otras frutas y frutos, 239 calorías por cada 100 gramos de pulpa, que hacen que sea una gran fuente de energía.
Según el Departamento de Agricultura, 100 gramos de tamarindo representan:
Entre sus propiedades y beneficios para la salud, está muy recomendado para el tratamiento de cefaleas, tos, resfriados, hemorroides y estreñimiento. Se utiliza para aliviar los episodios de deshidratación y sus hojas son un excelente antipirético.
Su pulpa se puede utilizar para elaborar múltiples recetas, ya sean dulces o saladas. Se puede preparar de forma natural, en infusión, en zumo, para hacer una vinagreta, mezclarlo con agua a modo de refresco o, incluso, para elaborar una mermelada, además de ser utilizado como un ingrediente más en diferentes platos, como decíamos, de la gastronomía asiática y latinoamericana.
Algunos de los platos más conocidos son el Pad Thai, un plato de la cocina vietnamita elaborado a base de tallarines de arroz con huevos, salsa de pescado, pasta de tamarindo, gambas, cilantro y cacahuetes picados, todo ello salteado en el wok en el que la pasta de tamarindo aporta un sabor y jugosidad muy particulares.
Si nos decantamos por una mermelada casera para untar en el pan o una tostada, solo será necesario cocer la pulpa del tamarindo en agua, obtendremos una mermelada de un sabor agridulce muy característico y, si por el contrario preferimos que tenga un sabor más dulce, solo será necesario añadir a la cocción azúcar.
También es muy utilizado para preparar la salsa inglesa o Worcestershire, muy típica en los aderezos de carne y pescado a los que da un contrapunto agridulce.
Otro uso que le podemos dar al tamarindo es para marinar carnes de pollo, pavo o ternera a las que aportará su sabor y las hará más tiernas al paladar. Además, se puede mezclar con salsa de soja, aceite de oliva u otros condimentos.
Algunos de los mejores chefs españoles ya elaboran algunas de sus recetas con tamarindo, como Juan Mari Arzak, que ha ideado un aperitivo de boniato con bogavante regado con una vinagreta de tamarindo. Para chuparse los dedos y relamerse.