Todo lo que debes saber a la hora de comprar y comer frutos rojos

Estamos en primavera y es en esta estación cuando los frutos rojos como las fresas, arándanos, frambuesas y moras están en su mejor momento, tanto si tienes la oportunidad de ir a recogerlas al campo como si las compras. Si este es el caso, has de ir a tu frutería habitual o al mercado, aquí tienes algunos consejos para saber cuáles elegir y cómo conservarlos.

Fresas y fresones

Si vamos a comprar fresas y fresones tendremos que fijarnos que estén bien rojos, brillantes y tersos, sin partes blancas o amarillentas en el exterior, esto nos indicará que están en su mejor momento para el consumo. Las hojas deberán estar verdes y de aspecto fresco. Además, si tenemos la posibilidad de olerlos podremos saber que están en su punto óptimo de madurez si desprenden un aroma penetrante.

Tanto las fresas como los fresones son frutas muy delicadas que no conviene tener en casa durante mucho tiempo. Siempre es mejor conservarlas en la nevera, alejadas del calor y la humedad y sin lavarlas hasta el momento de consumirlas, guardarlas sin quitarles el pedúnculo y evitando las bolsas de plástico cerradas. A la hora de consumirlas solo será necesario sumergirlas en agua, escurrirlas y después quitarles el tallo.

Con ellas podemos preparar una gran variedad de recetas, desde una clásica macedonia, helado, yogur o mermelada, hasta usarlas como ingrediente en una ensaladas, en repostería, para preparar salsas para acompañar platos de ave o pescado y cómo no, la irresistible fondue de chocolate.

Si has comprado bastante cantidad y no te da tiempo a consumirlas, puedes guardarlas en el congelador, usarlas para hacer un batido o helado casero mezcladas con plátano, por ejemplo.

Arándanos

Es un fruto que en la última década ha cogido mucho protagonismo por sus múltiples propiedades. A la hora de escogerlos has de fijarte que la piel sea azul, mate y con toques plateados. Si están rojos o rosados su sabor será demasiado ácido al no haber acabado de madurar. En cuanto a la textura, al igual que las frambuesas, es importante que sean turgentes, sin arrugas, firmes, pero no duros.

Para conservarlos es necesario guardarlo bien secos, en la nevera y sin bolsas de plástico, mejor en un bol cubiertos con un paño.

La mejor manera de para beneficiarse de todos sus nutrientes es comerlos en crudo, pero es un fruto que también puede hacerse en conserva, una mermelada casera que puede vestir un pastel que queso o una tostada con queso de pasta blanda, tipo brie o camembert. También se pueden utilizar en estofados de cerdo o ave y, cómo no, preparar un batido o zumo. Además, si se le añaden una gotas de limón o lima podremos potenciar aún más su sabor.

Frambuesas

Junto con las moras es quizá de las frutas más delicadas. A la hora de escogerlas han de estar secas, sin humedad. Es importante fijarse en el color que ha de ser uniforme, sin manchas oscuras o amarronadas y también en la consistencia: ceder un poco a la presión, pero ser suficientemente firmes, señal que están maduras y que aún no han empezado a desgradarse perdiendo su agua.

Es una fruta que también requiere de mimo a la hora de manejarla y unos cuidados especiales de conservación. Además de hacer conserva o congelarlas, también puedes deshidratarlas para usarlas cuando lo necesites, ya sean enteras o en polvo como si fuera sal.

Es un fruto menos utilizado en la cocina, pero que con muchas posibilidades: se puede combinar con frutos secos como avellanas o almendras; con frutas como albaricoques, melocotones, piña y mango con las que podemos preparar una macedonia; realizar sopas frías y también en ensaladas.

Si quieres preparar un aliño te bastará el jugo de 10 frambuesas mezclado con un poco de vino blanco o vinagre de manzana, te servirá para aliñar el pescado cocinado al vapor o a la plancha, o una ensalada con queso de cabra, les dará un gran aroma y sabor.

Moras

Estas bayas de característico color oscuro casi negro con algunos reflejos rojizos están en su mejor momento para su consumo cuando se ven enteros, hinchados y brillantes. Hay que evitar los que estén blandos, tengan algún rastro mohoso o hayan perdido el brillo.

Al igual que las fresas y fresones no son amantes de los ambientes húmedos, por los que habrá que guardarlos de manera adecuada. Evitar las bolsas de plástico, tener cuidado con los golpes y no lavarlos hasta que se vayan a consumir. Se han de guardar en la nevera.

Si tenemos una buena cantidad las podemos hacer en conserva, una mermelada casera de moras es una buena opción para el desayuno, pero también para acompañar una tabla de quesos de pasta blanda. También se puede preparar una salsa con una base de vinagre que combinará la dulzor de la mora con la acidez del vinagre, ideal para acompañar platos de cerdo o aves de caza.

También es posible congelarlas, pero a la hora de comer quedan un poco deslucidas con lo que, en tal caso, sería preferible usarlas en bizcochos, hacer una salsa o mezclarlas con yogur.