Paula Buedo
Alimentación
Los médicos alertan: tomar poca sal también podría dañar al corazón
Un estudio pone en duda la cantidad máxima recomendada para quienes padecen insuficiencia cardiaca
La reducción de la sal en la dieta cuando se tienen problemas de corazón es la primera recomendación que suele hacerse. Sin embargo, un metaanálisis presentado en la Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología junto con el Congreso Mundial de Cardiología sugiere que el límite, marcado en los 2,3 gramos, no solo no aporta beneficios, sino que aumenta el riesgo de muerte.
La dieta es uno de los elementos que se modifican como tratamiento para la insuficiencia cardiaca, que afecta a alrededor de 770.000 personas en España. El objetivo de esta recomendación es reducir la presión arterial, la hinchazón y la acumulación de líquidos.
Sin embargo, según recoge Infosalus, el autor principal del estudio y residente de medicina interna en la Facultad de Medicina de la Universidad de Creighton en Omaha (Estados Unidos), Anirudh Palicherla ha declarado que “restringir el sodio de la dieta a menos de la recomendación habitual era contraproducente en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca”.
La cantidad máxima recomendada en Estados Unidos se sitúa en unos 2,3 gramos. En España, la cifra no es muy diferente. Se recomienda un consumo de 2 gramos de sodio diarios o de unos 5 gramos de sal de mesa en total. Después de analizar los datos de casi 3.500 pacientes con insuficiencia cardíaca, el estudio ha llegado a la conclusión de que quienes no superaban los 2,5 gramos de sodio diario tenían un 80% más de probabilidades de morir.
Aunque había diferencias entre los nueve estudios utilizados para la nueva investigación, como la exigencia o no de restringir la ingesta de líquidos, el gran número de personas analizadas dota de confianza a este estudio.
Reducir la sal sigue siendo recomendable
Pese a todo, el investigador subraya que limitar la ingesta de sodio sigue siendo el camino para controlar la insuficiencia cardiaca. Lo que pone en evidencia la investigación es que el límite, si se baja demasiado, también puede ser perjudicial. Por tanto, el foco está en qué cantidad es segura para la salud.
Los gestos que sí son muy recomendables son comer fruta y verdura como elementos protagonistas de la dieta y desplazar precocinados, ultraprocesados o alimentos envasados que pueden contener cantidades de sodio muy elevadas. Esta información puede comprobarse en el etiquetado, pues la normativa de seguridad alimentaria obliga a que la cantidad de sal esté indicada.