Lidia Lozano
Alimentación
El truco para conservar la harina sin que pierda propiedades ni se estropee
No basta con guardarla en la despensa
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La harina es uno de los ingredientes básicos que están en todas las cocinas y que sirve para recetas tanto dulces como saladas. Este alimento está compuesto por almidón y proteína. El polvo fino de la harina se obtiene del cereal molido –que puede ser de diferentes procedencias como centeno, cebada, maíz o avena– junto al almidón. Se suele comprar en paquetes grandes y muchas veces se piensa que puede guardarse en la despensa o un cajón durante un tiempo indefinido sin que se estropee.
Sin embargo, no es suficiente con dejarla en su paquete original o pasarla a un bote de cristal, ya que pueden aparecer gusanos debido a la humedad. Pero hay un truco muy sencillo por el que se puede conservar perfectamente la harina hasta por un año. Tan solo harán falta bolsas de congelación, harina y un congelador.
Lo mejor es usar bolsas de un tamaño pequeño, ya que, una vez descongelada, no podrá volver a guardarse. Antes de cerrar la bolsa del todo se debe vaciar de aire y, después, repartir la harina por toda la bolsa y aplanarla. Antes de su uso, hay que dejarla descongelar sin abrir a temperatura ambiente, tal y como cuenta la youtuber Evacuinera en su canal.
Aunque se recomiende guardar la harina en un lugar seco, limpio y alejado de fuentes de calor y de la exposición del sol, el congelador actúa como un lugar sorprendentemente útil para garantizar una mayor durabilidad y seguridad. Esta forma de conservación evita que aparezcan insectos en la harina y, además, no perderá sus propiedades organolépticas.