Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
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Miércoles 4 de enero de 2023
ACTUALIZADO : Miércoles 4 de enero de 2023 a las 17:47 H
3 minutos
Las albóndigas es una de las recetas más sabrosas y uno de los platos tradicionales por excelencia, una receta de casa, que pasa de madres a hijas, a la que cada una le aporta su toque. Un manjar al que muy pocos se resisten, ya sea en salsa de tomate, con sala española o con curry.
Vamos a repasar algunos consejos para conseguir las mejores albóndigas, sea cual sea la receta que sigamos. Comenzamos por el principio, la calidad de los ingredientes. Hay que tener en cuenta que no estamos hablando de una receta de aprovechamiento, no vale lo que tengamos en la nevera.
Antiguamente, las albóndigas se elaboraban con carne de ternera a la que se le añadía manteca de cerdo para que fueran más jugosas. Hoy en día, se mezcla la carne de ternera con la de cerdo. La proporción suele ser mitad y mitad, aunque puede llevar más carne de ternera. Una pieza que se puede emplear es la aguja, tanto de cerdo como de ternera.
Junto a la carne, necesitaremos un ingrediente aglomerante. Le podemos añadir huevo y miga de pan mojada en leche. Nos permitirán obtener unas albóndigas jugosas y la miga de pan le dará textura a la masa. Para los alérgicos a la leche, el pan se puede empapar en caldo. Cuidado, si nos pasamos con estos ingredientes, las albóndigas se desharán en el proceso.
Las especias y el aliño de la carne, junto con la salsa que las acompañemos, harán de nuestras albóndigas un rico guiso. Así que, la carne la tenemos que condimentar, como siempre, según nuestro gusto. Sal y pimienta para condimentar la carne, junto con ajo y perejil, son las opciones más clásicas. Pero podemos emplear otras hierbas aromáticas como el orégano y el romero, o especias como el comino, el clavo, el curry, etc.
El resultado de este proceso debe ser una masa húmeda, que se pueda manipular. Para formar las albóndigas, lo podemos hacer con las manos o bien con un vaso, donde haremos “rodar” una porción de masa hasta hacerla redonda. Respecto al tamaño de las bolas, mejor que sean pequeñas, aunque lo más importante es que sean regulares. A veces, comenzamos haciendo bolas pequeñas y, conforme pasa el tiempo, las vamos haciendo cada vez más grandes para terminar, quedando de distintos tamaños en el mismo guiso.
Una vez formadas, las rebozamos en harina y las freímos. También podemos hornearlas. No hace falta que se hagan mucho ya que luego van a cocinarse con la salsa o con el guiso.
Una vez que tenemos las albóndigas, vamos a prepararles un rico guiso, nada de cocerlas en agua. Podemos preparar un sofrito con verduras, añadir tomate, vino blanco y un buen caldo. Y dejar todo cociendo un buen rato. ¡Qué aproveche!