Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorCon la llega da del buen tiempo, el consumo de fruta aumenta, al igual que las temperaturas, lo que provoca que se estropeen con más facilidad. El calor es un enemigo para la conservación de los alimentos y no iba a ser menos en el caso de las frutas
Los cambios de temperatura provocan el deterioro de la fruta, su color cambia y se vuelve más oscura. También puede afectar a su sabor, llegando a estar más agria de lo normal. Toma nota de estos trucos para que la fruta no se oxide y no adquieran un color marrón. Ese proceso se llama pardeamiento enzimático y se produce debido a la acción de una enzima que concentra la oxidación de distintas moléculas cuando actúa junto al oxígeno.
El primer paso a tener en cuenta es asegurarse de que el cuchillo empleado para cortar o pelar la fruta está en buen estado. Es decir, que no tenga óxido, esté desgastado o sucio. Podría afectar negativamente a la fruta.
El truco más utilizado para evitar que se oxide la fruta es utilizar un antioxidante. Y qué mejor que los cítricos para ello. Estas frutas, ricas en vitamina C, son un potente antioxidante y se pueden emplear de dos formas; por un lado, añadiendo zumo de limón a la fruta cortada, y, por otro, frotándola con unos gajos de cualquier cítrico.
Otra opción para evitar la oxidación de la fruta es guardarla en un recipiente cerrado de manera hermética o en una bolsa de plástico cerrada al vacío. Con cualquier de las dos formas evitamos que el aire entre en contacto con los alimentos, haciendo imposible la oxidación. Este truco también nos sirve para evitar que la verdura se estropee.
Una manera más sencilla de conservar estos alimentos es sumergirlos en un bol lleno de agua fría, añadiendo un chorro de zumo de cualquier cítrico o de vinagre. En este caso, es preferible que el vinagre sea de manzana. La proporción ideal suele ser media taza por cada litro de agua, aproximadamente.
Otro truco muy sencillo es el de la servilleta. Envuelve la fruta con una servilleta mojada, después lo introduces en un recipiente herméticamente cerrado. Cuando vayas a comer esa fruta, verás que sigue fresca y sabrosa como recién cortada.
Por último, en el mercado también podemos encontrar unos polvos que ayudan a detener la oxidación de la fruta.