Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorGeneralmente el hielo lo utilizamos para enfriar las bebidas o para conservar alimentos en el congelador, pero la verdad es que en la cocina también nos puede ayudar como herramienta a la hora de cocinar, lo que nos facilitará el trabajo, nos ayudará en las preparaciones y se podrá usar como un elemento más en diferentes elaboraciones.
El calor ha llegado y la necesidad de consumir platos fríos también. En nuestra gastronomía existen diferentes sopas, caldos y cremas que se consumen en frío. Podemos congelar en un molde para hacer cubitos, el ingrediente principal del plato: tomate con un poco de aceite para el gazpacho, apio, pepino o melón para las sopas, por decir algunos. Además de ayudarnos a mantener la sopa fría al servirla, si tenemos por costumbre tener estos cubitos en reserva en el congelador podremos enfriar la preparación si la acabamos de hacer, decorará el plato y además no la aguará.
Esta fórmula, con distinta finalidad, también sirve para las sopas calientes. Si somos de los que siempre estamos a punto para ese tazón de caldo por la noche, preparar unos cubitos y guardarlos en el congelador nos permitirá darnos ese antojo, aunque sea verano, Solo será necesarios ponerlos al fuego para tener un caldito en cinco minutos. Y no solo eso, también nos puede venir bien si vamos a cocinar algún plato de arroz o pescado al que queramos potenciar su sabor, lo tendremos a mano y además nos ahorraremos el tiempo de prepararlo al momento.
Si eres de hacer el aperitivo en casa, prueba a preparar unos cubitos de vermut, blanco o rosso, con una aceituna en su interior. También preparar algunos con zumo y unos trocitos de piel de limón o naranja cortada muy fina, potenciará el sabor de la bebida, ya sea un zumo o un vaso de agua y, además de refrescar la bebida, también la decorará.
En el caso de que te guste hacer sobremesa, valora tener preparados cubitos de café, podrás usarlos tanto para el café con hielo como para hacer granizados sin que se te agüe la bebida. Lo mismo para los zumos si trituras unos cubitos de zumo podrás disfrutar de un refrescante granizado.
Cuando hervimos verduras y hortalizas como judías, brócoli, guisantes, zanahorias, que contienen clorofila o caroteno (el pigmento que da color a las verduras), estos van perdiendo su color brillante, quedando después de la cocción deslucidos. Para que conserven al máximo su color y luzcan en el plato, lo primero es no pasarse en el tiempo de cocción y lo segundo es ponerlos inmediatamente en un bol con agua y hielo para cortar la ebullición que se mantiene dentro de la hortaliza.
Si hablamos de marisco, también será necesario cortar la cocción para que este se pueda servir en su mejor punto. En este caso, prepararemos en un cuenco una buena cantidad de hielo picado, un poco de agua y un puñado de sal. Lo colocaremos en una bandeja a modo de cama y sobre el hielo presentaremos el marisco, ya sea cocido, que hará que se corte la cocción, o fresco para mantenerlo en perfecto estado. Además de sabroso lucirá en la mesa.
Se conoce como hielo seco al dióxido de carbono en estado sólido. Lo descubrió Jean-Pierre Thilorier, un químico francés, en 1835 aunque no empezó a utilizarse hasta 100 años más tarde como componente de los extintores.
El hielo seco se encuentra a una temperatura de -78ºC. Esta baja temperatura puede producir quemaduras por frío. Como hecho curioso, el hielo seco pasa de estado sólido a estado gaseoso, sin pasar por estado líquido. Este proceso se denomina sublimación y en la actualidad se usa para producir el efecto niebla en la preparación de espacios para fotografiar o en algunas escenas cinematográficas.
En la cocina es un recurso muy utilizado por los mejores chefs de todo el mundo en presentaciones de sopas frías, carnes, pescados y verduras, al que el efecto humeante del proceso de sublimación le pueda dar un punto diferencial en la presentación. También para decorar batidos y cócteles y hacerlos más interesantes ya que no añade ningún sabor, olor ni color.
Eso sí, hay que manipularlo con sumo cuidado.