Cocinar y conservar adecuadamente los alimentos es crucial para evitar intoxicaciones alimentarias, por lo que es importante conocer algunos aspectos, entre ellos la forma de consumir cada alimento. Y es que, no es necesario cocinarlos todos para comerlos, algunos se pueden consumir crudos, de hecho, incluso es recomendable para aprovechar todas sus propiedades, mientras que otros no es aconsejable hacerlo.
Diferenciar entre unos y otros nos ahorrará tiempo y, en algunas ocasiones, problemas de salud más adelante. Alimentos como los huevos o el pollo, por ejemplo, no se deben comer crudos, ya que aumentan los riesgos de sufrir una intoxicación alimentaria, mientras que otros simplemente pierden algunos de sus beneficios.
En el caso de los alimentos de origen vegetal, como las verduras, hay algunas que se pueden comer crudas, de hecho, se aconseja para aprovechar todos sus beneficios nutricionales. Por ello, es recomendable conocer cada caso concreto.
¿Crudas o cocinadas?
Hay ciertas verduras que es mejor cocinar, especialmente aquellas que contienen vitaminas D, E, K, e incluso la A, según explican desde el blog de MAPFRE (@MAPFRE_ES), así como otros blogs especializados, que destacan que en esta categoría el tomate y las espinacas.
Con el tomate, se debe a que el calor gelifica su pulpa, lo que permite que se liberen antioxidantes, aunque eso no quita que también tenga beneficios si se toma crudo. Mientras que en el caso de las espinacas, ocurre también que al cocinarlas liberan hierro, calcio y magnesio, siendo además más digestivas que en crudo, al contener mucha fibra insoluble. Aunque según un estudio de la Universidad de Linköping, en Suecia, tomar las espinacas crudas permite conservar todas sus propiedades.
Por su parte, las verduras ricas en vitamina C, B o A pueden llegar a perder estos compuestos al cocinarlas, por lo que es recomendable comerlas crudas, como el pimiento rojo, el ajo, la lechuga, la remolacha o las zanahorias, aunque esta última cocinada aporta también más antioxidantes.
Igualmente, se aprovechan mucho más las propiedades de la cebolla si se toma en cruda, aunque también se puede comer cocinada, y de hecho se utiliza en muchas recetas. Lo mismo ocurre con el brócoli, que conserva en mayor medida sus beneficios si se toma crudo, aunque resulta más digerible cocinado. De hecho, un estudio de 2008 publicado en el Journal of Agricultural Food and Chemistry revelaba que nuestro organismo absorbe el sulforafano (ayuda a prevenir el cáncer, enfermedades cardíacas, la inflamación y otros problemas de salud) que contiene más rápidamente cuando lo comemos crudo.
Por tanto, es cuestión de valorar, y es que también dependerá en algunas ocasiones de la forma en que cocinemos las verduras. Así, desde la Fundación Española de la Nutrición (FEN) aconsejan, según recoge Infosalus, que se compense el consumo de unas y otras, pudiendo tomarlas cocinadas, pero recomendando consumir algunas raciones en crudo también.
En cualquier caso, si vamos a consumirlas crudas, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recuerdan la importancia de lavarlas bien primero y, en caso de duda, desechar el alimento antes que arriesgarse.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.