Ir a hacer la compra puede suponer una batalla diaria en un contexto inflaccionista como el actual. A la subida continuada de los precios, se suman otros obstáculos como la complejidad y el reducido tamaño de las etiquetas de los alimentos que ponen en apuros a cerca del 70% de los mayores de 60 años, que tiene dificultades para leerlas, según una reciente encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (@consumidores), que ha solicitado a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) que trabaje en una regulación que obligue a las marcas a duplicar la letra del etiquetado.
En concreto sugiere que se pase de los 1,2 mm actuales a los 3 mm y se mejore también la calidad de la información. Una demanda que llevan tiempo solicitando asociaciones de mayores e incluso el impulsor de la campaña 'Soy Mayor No Idiota', Carlos San Juan, que pedía hace meses en este diario que se tuviese en cuenta a los mayores a la hora de reflejar esta información básica para la salud. En 65YMÁS hemos salido a la calle para comprobar las dificultades de lectura y si consideran que es necesario que aumente su tamaño. Esto es lo que nos han contado.
"Son ilegibles y poco comprensibles"
Entre los consumidores mayores consultados a la puerta de varios supermercados madrileños hay quienes declaran que intentan leer las etiquetas de los alimentos "y no siempre pueden", hasta los que compran productos que conocen y aseguran "no necesitarlo". Pero ante la pregunta de si tienen dificultades para leer las etiquetas, la respuesta es casi unánime. "Ufff, sí, la letra es demasiado pequeña y no hay quien las lea, sobre todo para los que somos mayores", asegura Carmen, de 77 años. "Con gafas o sin ellas, me cuesta trabajo verlas", nos cuenta Pepa.
"Muchas veces las etiquetas son, primero ilegibles, y luego poco comprensibles", añade Mercedes, una consumidora que reconoce que tiene problemas para ver de cerca y añade además que el lenguaje utilizado es "especialmente complejo o engañoso". Una información que Luis, de 57 años cree que es primordial. "Yo compro muchos alimentos envasados y me gustaría saber qué llevan exactamente. Pero la letra es muy pequeña y poco explícita" y pone el ejemplo de un puré de calabaza, que solo contiene un 28% de esa verdura. "Si te fijas, te das cuenta que de calabaza tiene poco...".
Saber si contienen sal, azúcar o gluten: información clave para la salud de muchos mayores
Respecto a si consideran importante la información nutricional y los ingredientes de cada producto, son varios los consumidores que apunta a que su salud depende de lo que ponga en las etiquetas. "Muchos mayores ya no podemos comer sal, no podemos comer azúcar, por eso debería quedar claro todo lo que lleva cada producto, además de que esté en letra más grande", opina Teresa, de 68 años. Según la Fundación para la Diabetes, uno de cada cuatro personas mayores de 65 años tiene diabetes en España, porcentaje que va en aumento con la edad, llegando a alcanzar a un tercio de los pacientes mayores de 75 años.
"Yo soy intolerante a la lactosa, a la proteína de la vaca, al gluten... Y es verdad que muchos productos carecen de las explicaciones que necesitamos", nos confiesa María, de 63 años. Además, reconoce que en su caso, es especialmente importante saber que el mayor precio que está pagando por productos para celiacos o intolerantes a la lactosa, "no solo merezca la pena, sino que sea real", ya que en caso contrario puede provocarle "un problema serio de salud".
Posibles soluciones: "Más grande y en un lugar más visible"
María reconoce que ella puede leerlo de momento, pero sabe que hay muchas otras personas que tienen dificultades. "Sobre todo les diría a las marcas que pusiesen la letra más grande y en un lugar más visible para que todo el mundo lo pueda ver". Una propuesta que comparten la mayoría de los entrevistados, que creen además que la idea de duplicar el tamaño es "más que necesaria".
Al mismo tiempo señalan otras dificultades relacionadas con la fecha de caducidad de los productos. "Yo en lo que me fijo principalmente es en la fecha de caducidad, y es verdad que esto no siempre se encuentra fácilmente. A veces está en la parte superior del producto, otras hay que volcarlo... Pero sobre todo diría que se mejore en los casos en los que aparece sobre el papel trasparente e impreso con puntitos. En esos caso es muy difícil de ver", opina Lucía.
"Es hora de que las marcas inviertan en mejoras para los consumidores"
Desde la asociaciones de mayores, consideran que este podría ser un buen momento para cambiar el diseño de las etiquetas. "Los precios de los alimentos no paran de subir y es hora de que las marcas inviertan en mejoras para los consumidores como esta y acabar con el grave problema que origina el tamaño de la letra de las etiquetas especialmente en los mayores" defiende Javier García, director gerente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (@CEOMA_ong), quien señala el importante nicho de mercado que suponen los consumidores sénior.
En la misma línea opina el vicepresidente de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España Mayores (@MayoresUDP), ToniSerratosa, quien considera que informar adecuadamente a los consumidores debería ser una prioridad que beneficiaría "no solo para los mayores sino para todos los ciudadanos". Al mismo llama a poner fin a la publicidad engañosa. "Más allá del tamaño de la letra,la información debería ser adecuada y no caer en mensajes engañosos sobre la salud con supuestos beneficios que luego no están demostrados científicamente. Deberían ser considerados ilegales", exige.
Sobre el autor:
Marta Jurado
Marta Jurado es periodista especializada en Sociedad, Economía, Cultura, Política y redactora en el diario digital 65Ymás desde sus inicios. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III y en Filología Inglesa por la UNED, ha trabajado en medios de tirada nacional como El Mundo y Público y las revistas Cambio16 y Energía16. Tiene además experiencia en comunicación corporativa de empresas e instituciones como BBVA o INJUVE.