El melón y la sandía suelen ser las frutas preferidas del verano. Por su alto contenido en agua (alrededor de un 85% el melón y 92% la sandía), son perfectos para los meses de más calor cuando aumenta el riesgo de deshidratación. Pero aunque ya hemos dejado el verano atrás y la temporada de melones termina en poco menos de un mes, aún será posible seguir consumiéndolos, debido a que también se cultivan en invernaderos.
Al estar formados en gran medida por agua, contienen pocos nutrientes si se compara con otras frutas. Aportan solo 28 kilocalorías por cada 100 gramos, y detrás del agua, los hidratos de carbono y azúcares como la fructosa, la sacarosa y la glucosa completan su composición, terminando con un 1% de fibra. Destaca también su aporte en potasio, un micronutriente muy bueno para regular la tensión arterial, según informa El Español.
A diferencia de otras frutas, a veces resulta complicado dar con aquellos que están en buen estado. La mayoría de los consejos generales para escoger un buen melón los conocemos: si su corteza está demasiado rayada, estará mucho más rico, pero también tendrá menos concentración de agua; presionar la base del melón, es decir, la parte opuesta al tallo, para saber si es un buen ejemplar (si al presionar desprende un ligero aroma a melón).
A pesar de esta pequeña proporción de azúcar, en realidad un buen melón se caracteriza por su sabor dulce. Dejar atrás el verano significa que los mejores melones irán desapareciendo, y los que encontremos serán cada más insípidos. Por eso, estos dos meses hasta la llegada del otoño, es más esencial que nunca saber diferenciar bien cuáles son los más dulces.
Los melones hembra
Lo más importante es saber diferenciar entre melones macho y hembra. El melón hembra es mucho más dulce y aunque a simple vista pueden no presentar grandes diferencias, hay un detalle que preferiremos recordar.
Los melones piel de sapo son los más frecuentes en los supermercados, caracterizados por su color verde y unas líneas de color más claro que lo recorren. La clave es que las estrías de los melones macho van de punta a punta del melón, mientras que los del melón hembra forman círculos que parten desde la marca del tallo.
Recordando este curioso dato, la complicada tarea, a veces aleatoria, de escoger un buen ejemplar de melón en estas fechas, resultará más sencillo.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.