El diseño interior de los supermercados poco tiene de aleatorio. De hecho, seguro que no es la primera vez que oyes que todo está colocado con una intención clara: animar al consumidor a comprar más de lo que necesita.
Pasillos, estanterías, música, los descuentos y promociones o incluso el olor. Todos juegan un papel esencial en la consecución de este objetivo.
Hace unos años, la revista Journal of Marketing Research publicó una serie de técnicas psicológicas que utilizan todos los supermercados para influenciar en la manera de comprar de los ciudadanos.
Alguno de los trucos más conocidos y utilizados son:
1. Productos básicos en las cajas
Es sin duda el más conocido de todos. Chiles, chocolatinas o pilas, son algunos de los productos que se colocan al lado de las cajas para que los clientes caigan en la tentación y compren de manera más impulsiva.
Además, el precio de estos productos suelen ser más económicos, lo que hace que sea más difícil resistirse.
2. La ubicación de los alimentos
Huevos, aceite, carne, leche o pescado son algunos de los productos básicos que no faltan en la cesta de la compra. Que sean alimentos imprescindibles, que sí o sí tienes que llevarte a casa, hace que su ubicación sea clave.
Normalmente, las estanterías de estos productos se colocan al final del establecimiento para que los consumidores tengan que recorrer varios pasillos, y así vayan llenando la cesta de otros productos, que tal vez si no hubieras tenido que pasar por esos estantes no hubieras comprado.
También la carnicería y la pescadería se colocan en la parte más alejada de la entrada, porque también son parada obligatoria a la hora de hacer la compra.
3. Las estanterías
Si la ubicación de los productos básicos es importante, el orden de las estanterías no iba a ser menos. Lo curioso aquí es los productos que se colocan en los lugares que están a la altura de los ojos, se venderán más, que aquellos que están en lugares menos visibles.
Igualmente, los productos que se colocan en los pasillos principales de cada supermercado se venden más, que los que se colocan en pasillos laterales. ¿El motivo? Que para llegar a los productos básicos hay que pasar por estos pasillos.
4. La temperatura
Si algo hemos dicho al principio es que todo influye a la hora de motivar a los consumidores a comprar más, la temperatura del establecimiento es otro factor que se tiene en cuenta.
Las temperaturas extremas, de mucho frío o mucho calor, pueden alargar o acortar el tiempo que el ciudadano pase en el establecimiento, y del mismo modo, influye en cómo aumenta o disminuye las probabilidades de incitar a comprar.
Por normal general, los supermercados no tienen ventanas, por lo que la iluminación, la temperatura y también la humedad, es algo que deben tenerlo controlado. Por eso, lo que se recomienda es que los establecimientos estén entre los 18 y los 22 grados, porque así se creará un ambiente agradable y cómodo.
5. La música, los colores y los olores
La música rápida y energética hace que de manera inconsciente los clientes hagan la compra de manera más rápida y apurada, y tomen decisiones también en un corto periodo de tiempo.
Sin embargo, la música suave y relajante hace que los consumidores vayan más relajados y tranquilos, y por eso compren de forma más consciente y cuidadosa.
Por otro lado, los olores también influyen en la compra. Está demostrado que un olor agradable como el del pan recién ordenado pueden aumentar el tiempo que los consumidores pasan en el supermercado, y aumentan también sus posibilidades de comprar más productos.
Además, son muchos los establecimientos los que utilizan fragancias y aromas agradables a lo largo de sus pasillos para crear una experiencia acogedora y agradable.
Por último, los colores también influyen en el impacto emocional en los clientes y pueden cambiar en la percepción de los productos. Los más brillantes y vibrantes llaman más la atención, y hacer que los productos destaquen, y los colores más suaves y tranquilos transmiten la sensación de relajación.
Trucos para ahorrar en la compra
Ahora que ya sabemos lo que puede hacernos comprar más, tampoco está de más que recordemos algunos trucos para evitar gastarnos más de lo que pensábamos.
Cuidado con las promociones
A la hora de elegir una gran superficie para realizar nuestra compra diaria no hay que fijarse tanto en las ofertas, sino en los precios en general. Es cierto que aquellas pueden hacer que gastemos algo menos, pero hay que saber calcular bien y a veces esto no es posible o no disponemos de tiempo para hacerlo. Al final es probable que compremos algo que no necesitemos al dejarnos seducir por la promoción. De modo que lo ideal es elegir aquellos comercios que tienen un buen nivel de precio.
Listas
Otro de los trucos, que es todo un clásico, es el recurrir a la lista. Esto implica que antes de salir de casa veamos bien qué tenemos en la nevera y en la despensa, y así apuntar lo que realmente necesitemos. Al ir a comprar deberemos ceñirnos a la misma para evitar incrementar el gasto sin necesidad.
El estómago lleno
También suele ayudar el no ir a comprar cuando tengamos hambre, porque en estos casos estamos más receptivos a los estímulos que nos rodean y podemos tener la tentación de adquirir productos que no son tan necesarios.
Marcas blancas
Las marcas blancas son más baratas, por lo que si quieres ahorrar en tu cesta de la compra son también una buena alternativa. No se trata de que todo lo que compres tenga esta característica, puedes hacer una selección de lo que consideras que es más aconsejable según tus gustos y preferencias, y decantarte por productos o no de marca en función de esos criterios que tú establezcas.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.