La redacción de 65YMÁS elige a las 65 personas mayores de 65 años más influyentes de España en 2024. Un total de 65 sénior, verdaderos influencers que no se limitan a un éxito pasajero en redes sociales, sino cuyo ámbito de influencia ha traspasado y sigue traspasando fronteras físicas y generacionales. Y es que para alcanzar el éxito hace falta tiempo, perseverancia y continuo crecimiento, valores todos ellos que vienen de la mano de la experiencia con la que cuentan de sobra los representantes de nuestra lista de mayores de 65 años más influyentes.
No necesita ni presentación, ni más explicación que citar su apellido. Arguiñano (1948) es el cocinero más popular y querido de España. Y no es ni porque su restaurante lleve abierto frente a la costa de Zarauz 45 años, ni porque haya formado parte de la vanguardia gastronómica conocida como ‘La Nueva Cocina Vasca’, o porque haya tenido estrella Michelin, ni porque sus libros no nos quepan ya en la estantería. Karlos Arguiñano debe su fama a su larga trayectoria en televisión. Lleva 33 años metiéndose en nuestra casa a diario para enseñarnos que comer bien y variado no es ni caro ni difícil, nos ha ayudado a cocinar miles de recetas fáciles y rápidas; nos ha demostrado que ir al mercado compensa; y que, con una ramita de perejil, todo mejora.
Karlos Arguiñano nació en Beasáin, un 6 de septiembre de 1948, hijo de taxista y modista. Su historia no es de esas en las que la vocación está presente desde que uno tiene recuerdos. De hecho, cursó estudios de maestría industrial y trabajó como chapista en CAF, la fábrica de trenes de su localidad natal. Afortunadamente, no debía gustarle demasiado, porque con 17 años se apuntó a la Escuela de Hostelería del Hotel Euromar de Zarautz, dirigida por el prestigioso Luis Irizar… ¡menudo maestro! Tras su paso por la escuela de hostelería trabajó en las cocinas de dos hoteles de San Sebastián, y después en el Club de Golf de Zarautz, pero ya como director de cocina.
Un jovencísimo Karlos Arguiñano, aún veinteañero, formó parte del mítico grupo de cocineros vascos que, con una enorme pasión por la cocina de su tierra, pero convencidos de que estaba adormecida, se empeñaron en renovarla y darla a conocer en todo el mundo. Era el año 1976 cuando nacía el movimiento conocido como ‘Nueva Cocina Vasca’. Juan Mari Arzak y Pedro Subijana, que fueron a Lyon para empaparse de la Nouvelle Cuisine de Paul Bocuse, encabezaron el movimiento. Junto a Arguiñano, Arzak y Subijana, también estaban Luis Irizar, Ramón Zugasti, Xabier Zapirain, Pedro Gómez, Ricardo Idiáquez, Ramón Roteta, Patxiku Quintana, José Juan Castillo, María Jesús Fombellida, Manuel Iza y Jesús Mangas.
A este grupo de cocineros, casi todos de Guipuzkoa, les debemos muchísimo. Protagonizaron la primera vanguardia gastronómica de España. Quién sabe, pero de no haber sido por el camino que ellos emprendieron, quizá no se hubiera dado la siguiente revolución culinaria, la de Ferrán Adriá en el Bulli. Y sin lugar a dudas, la gastronomía española sería hoy muy diferente.
Después de un tiempo cocinando para otros, Karlos Arguiñano abrió restaurante propio en 1978, en Zarautz, en el antiguo palacete Villa Aiala. En poco tiempo, el establecimiento ocupó un lugar destacado en las guías gastronómicas españolas y fue distinguido en 1985 con una estrella Michelin. Una estrella que ostentó durante dieciséis años y que la guía francesa le retiró en 1998, según ha dicho el propio cocinero, por sus apariciones en televisión.
Su cocina apuesta por el producto de temporada y sigue una línea tradicional con toques de innovación. Con o sin estrella, el restaurante de Karlos Arguiñano, sigue siendo todo un referente en la cocina actual. Disponen también de hotel, bar y bombonería.
También en Zarautz Karlos Arguiñano abrió la escuela de hostelería Aiala, donde ha formado –y sigue haciéndolo- a generaciones de chefs. Ha publicado ya más de 40 libros.
Arguiñano ya tenía una trayectoria amplísima en el mundo de la gastronomía. Sin embargo, los chefs no tenían la fama ni eran las estrellas para el gran público que son hoy en día. Su fama comenzó en 1991 cuando dio el salto a la televisión. Empezó en Televisión Española, presentando el programa ‘El menú de cada día’. En muy poco tiempo, se había metido a la audiencia en el bolsillo. Gracias a su buen hacer en la cocina y a un recetario sencillo pero muy sabroso y apetecible. Pero, sobre todo, gracias también a su simpatía, su desparpajo y sus chistes.
Arguiñano ganó el TP de Oro al Personaje del año y el Premio Ondas a Mejor Programa Nacional de Televisión, algo inaudito entonces para un programa de cocina y matinal. Desde entonces, nunca ha dejado la televisión, ha pasado por la televisión pública, por varias privadas, por la televisión argentina… siempre con el mismo éxito y el mismo formato: recetas ideales para el día a día, con productos que todos podremos encontrar fácilmente en nuestro mercado, explicadas con sencillez… y todo regado con mucho humor y simpatía.
“Me siento muy querido y estoy muy agradecido”, asegura Karlos Arguiñano, porque “enseñando a cocinar yo también he aprendido mucho”. Y por un momento se pone serio: “Es una gran responsabilidad pensar que soy capaz de cambiar los gustos culinarios de un país”. Arguiñano asegura que además de cocinero, se siente maestro, “no de cocineros, sino de la gente”. Y eso es muy importante, porque “la cultura gastronómica, y un buen recetario, es la mejor herencia que podemos dejar”.
Karlos está casado desde 1974 con María Luisa Ameztoy Alfaro, con quien tiene siete hijos: Eneko, Zigor, Karlos, Martín, Joseba, Amaia y María. La mayoría de la saga, ha seguido los pasos de su padre. Prácticamente todos están están en el entramado empresarial de la familia: el restaurante, el hotel, la bodega familiar de txakoli…
Con siete hijos y trece nietos, Arguiñano sabe muy bien lo que es cocinar en familia. Y como su primer recuerdo de la cocina es en casa, con unos 12 años, cocinando con su madre… confiesa que cocina con sus nietos. “Ellos lejos del peligro, nada de cuchillos ni aceite, pero es importante, porque cuando lo han hecho ellos, se lo van a comer”, asegura.
“Cocinar en familia es lo más importante, mucho más que todas las ligas de fútbol del mundo juntas”, asegura el cocinero. “Lo más importante de la vida es estar en familia y ser feliz… y la gente que está bien alimentada está feliz”. Asegura que “comer bien no es ni comer mucho ni caro… sino comer variado”. Comer bien en casa, para Karlos, no tiene muchos secretos: “mantener la higiene en la cocina, hacer bien la compra, tener en cuenta que en temporada se compra lo mejor y al mejor precio” y, sobre todo “ir al mercado”. “Es mucho más importante ir al mercado que al fútbol”, insiste. Al popular cocinero, además, no le sirven las excusas. “Eso de que de no hay tiempo para ir al mercado, habría que verlo”.
Aunque Karlos Arguiñano alguna vez ha deslizado la idea de jubilarse… por el momento sigue incansable al pie del cañón. Tiene vocación de maestro. De hecho, no se despide con un adiós, sino con un “Comed de cuchara”.
