La redacción de 65YMÁS elige a las 65 personas mayores de 65 años más influyentes de España en 2024. Un total de 65 sénior, verdaderos influencers que no se limitan a un éxito pasajero en redes sociales, sino cuyo ámbito de influencia ha traspasado y sigue traspasando fronteras físicas y generacionales. Y es que para alcanzar el éxito hace falta tiempo, perseverancia y continuo crecimiento, valores todos ellos que vienen de la mano de la experiencia con la que cuentan de sobra los representantes de nuestra lista de mayores de 65 años más influyentes.
En la categoría de Gastronomía, destaca Rafael Antonín (Barcelona, 1955), más conocido como chef Rafa o, sencillamente, Rafuel. No tiene estrellas Michelin, pero su cocina emociona y despierta recuerdos. “Si algo tiene la cocina de mi padre es que siempre consigue hacerte sonreír”, dice su hija, Bochi Anontín.
Abrir la puerta y percibir ese olor inconfundible que te lleva directamente a la cocina. El de la tortilla de patata. Pero de esas que ya casi no se hacen, sin prisas, dejando pochar las patatas y la cebolla en aceite de oliva virgen extra durante hora y media. O el olor de un sofrito de sepia y tomate casero, bien concentrado, para un arroz… El aroma es a veces el del guanciale tostado antes de mezclarse con una pasta y una cremosa mezcla de yema y parmesano; o ese inconfundible olor del pan recién tostado, con el queso que se funde en un bikini recién hecho. Así es entrar en casa de Rafuel, donde graba sus recetas y donde se cuecen a fuego lento sus redes sociales.
Es una rara avis de las redes sociales. No es un jovencito haciendo ‘challenges’ ni recetas virales, no hace platos healthy con gachas y aguacate, no es chef profesional ni tiene restaurante. Pero está entre los diez influencers gastronómicos más importantes del país, suma 850.000 seguidores en Instagram, las marcas se pirran por colaborar con él, y gracias a sus recetas en 30 segundos, mucha gente comió bien en su casa, durante el confinamiento en 2020 por la pandemia de Covid.
Rafael Antonin (1955) ha demostrado que el mundo de las redes sociales no tiene edad. Pero, sobre todo, ha sacudido la gastronomía de Instagram de mucha tontería. Sus huevos fritos con jamón ibérico, sus tortillas de patata, siempre con cebolla y, a veces, rellenas, sus bocadillos y sándwiches, sus arroces, sus aperitivos, sus guisos o sus pastas, suman los likes por miles. En definitiva, muestra platos sin artificios, de los que gustan de verdad, de los que se pueden replicar en casa, siempre sencillos y sabrosos, siempre con buen producto.
Toda una vida dedicada al petróleo
Rafael Antonín no es chef, ni la cocina profesional ha estado nunca a su alrededor. De hecho, profesionalmente, viene de las antípodas. “Vengo de una familia que las últimas cuatro generaciones se han dedicado al carbón. Tuvieron mucha importancia en la guerra civil, tenían mucho carbón y lo suministraban a las centrales eléctricas, que era primordial”, nos cuenta.
“Entré a trabajar en la empresa de mi padre, pero me dijo que no me quería ni en el despacho ni en el almacén, …si quería trabajar, que me fuera a vender. Y gracias a eso, si algo se hacer es vender y hablar en público. Hice mi primera venta a los 14 años”.
Más tarde se independizaría, con una cartera de clientes propia. Cambió el carbón por el fuel, con la liberalización de los productos petrolíferos. “Trataba con los dueños de grandes empresas papeleras, cementeras, y me sentía comodísimo negociando con los jefazos”. Trabajó para una multinacional francesa, pero un poco harto de la idiosincrasia gala, la dejó y fichó por Cepsa, “donde estuve 25 años menos un día”, nos cuenta. Pero está claro que este incansable trabajador no puede abordar ningún proyecto sin convertirse en el mejor. Llegó a ser, en los noventa, quien más fuel vendía en toda España.
Ha tenido participaciones en gasolineras y sigue como colaborador con otros distribuidores, aunque ahora su vida esté ligada más a otras energías: la electricidad que enciende su placa de inducción o los focos que iluminan sus grabaciones de recetas.
Las redes sociales, una vía para acercarse a sus hijas
Su llegada a las redes sociales fue totalmente fortuita. “Me acababa de separar, estaba haciendo la cena en casa de mi hermana, viuda. Entre mis dos hijas y las suyas, había en la casa cinco adolescentes. Estaban jugando, entretenidas y no hicieron caso cuando las llamamos a cenar. Volvimos a gritar que la cena está lista, y nada”, nos cuenta. “Se me ocurrió hacer una foto a la cena, y subirla a Facebook. Empezaron a llegar comentarios de sus compañeros de clase: qué buena pinta de cena, que si podían apuntarse… Y entonces vinieron corriendo al grito de ‘¿pero qué has hecho?’. Pero vinieron”. En ese momento, a Rafa se le encendía una bombilla. “Me di cuenta que las redes sociales eran una herramienta poderosísima para hablar con los jóvenes”.
En las redes sociales descubrió una vía para estar más conectado y cerca de sus hijas. De hecho, todos sus primeros vídeos terminaban con su ya clásico “Patu, Bochi… ¡A comer!”.
Y así empezó todo: cocina, fotografía, vídeo y redes sociales. “Desde el principio supe que la clave es enseñar buenos productos, tratarlos bien y enseñar recetas… porque antes esto no se hacía. Se mostraban platos para que fueras a un restaurante, o platos muy complejos para demostrar lo que eres capaz de hacer. Yo no, yo siempre he enseñado recetas para que la gente las haga en casa”, explica.
Pero el juego, le ha terminado cambiando la vida. “Empecé en Instagram en 2012, y en 2015 ya vi que podía tener un canal de publicidad”. En sus redes sociales utiliza como Rafuel55, una composición de Su nombre, Rafael; fuel, por su anterior ocupación, y su año de nacimiento.
No hay magia, el secreto es el trabajo duro
“Mi vida es muy sencilla” nos cuenta, humilde, Rafuel. “Lo que sí te puedo decir es que siempre he trabajado mucho”, reconoce.
En efecto, tras el éxito arrollador que ha cosechado, hay mucho trabajo. “Cuando viajaba, como comercial, los kilómetros, a veces cientos de kilómetros, me los quitaba de horas de sueño. Pero claro, a primera hora de la mañana, yo ya estaba en mi destino vendiendo, cuando el resto salían de sus casas, y el día me cundía una barbaridad”. Ahora, en cierto modo, hace igual. Su despertador sigue sonando a las 4:30 de la madrugada. En realidad, “no suena, porque lo apago antes. Diez minutos antes ya estoy despierto y me levanto inmediatamente”. A esa hora, cuando al otro lado del Atlántico se acuestan, sube su primera publicación. Cuando nosotros nos despertamos, ya está posicionada.
Cuida mucho la imagen y la calidad de sus vídeos. Ha estudiado fotografía y vídeo. Además, analiza y estudia las redes sociales constantemente. “Estoy muy atento, miro cómo van cambiando las cosas e intento ser de los primeros en cambiar”. Y sobre todo, cuida mucho a sus seguidores. “Las redes sociales lo que requieren es constancia, y lo que la gente quiere es que le hagas caso. Yo lo he tenido muy claro desde el principio, hay que contestar a la gente, hay que cuidar a los seguidores que tienes… no se trata de sumar, sumar”, explica.
“Ahora se ha puesto de moda que celebrities salgan haciendo una receta en bikini, y lo petan; también está de moda hacer patochadas, tirar una manzana hacia arriba y cae clavada en el cuchillo… sí, muy bonito, pero la comida no vale nada”, se lamenta. “Yo sigo mi línea, no a las grandes superficies, sí al producto bueno, al kilómetro cero, a los mercados de pueblos y ciudades, que son sensacionales. Tendré menos seguidores que otros, pero a mí no me vale todo”, asegura.
Pese a estas modas, o a que el algoritmo, en ocasiones le penalice, asegura que nunga ha tenido la tentación de tirar la toalla, “porque soy muy tozudo”, dice.
La cocina y los recuerdos familiares
Rafuel ha estudiado cocina en la escuela Hofmann. “El mundo del petróleo era muy estresante, en aquella época teníamos tres cambios de precios al día, trabajábamos con seis decimales, y prácticamente de memoria. Estaba recién separado, y decidí, junto a mi hermana, apuntarnos a unos cursos monográficos de cocina”.
De nuevo, sale a relucir la tozudez con la que afronta todo aquello que emprende. “Pasado un tiempo, mi hermana lo dejó, pero yo seguí haciendo cursos monográficos, más de 50, hasta que la misma Mey Hofmann, que nos hicimos muy amigos, me dijo que hiciera el curso anual de cocina. Pues hice este curso de cocina, y después más cursos anuales… de repostería, de arroces, y así 10 años, hasta que murió” (Mey Hofmann, fundadora de la escuela, por la que han pasado algunos de los mejores chefs del país, murió en 2016).
En realidad, la pasión por la cocina le viene de mucho antes. “Cocino desde que era pequeño. Éramos nueve hermanos y yo ayudaba a mi madre”, nos cuenta. “Como era el mayor de los chicos, acompañaba a mi madre los sabados a la Boquería, para ayudarla a cargar con la compra, pero me compensaba. Aprendí muchísimo”, confiesa.
Pese a esta pasión por la cocina, nunca ha tenido la tentación de hacer de ella su profesión, al menos al frente de un restaurante. "Es un sacrificio tremendo, muchísimas horas… yo no tengo ninguna necesidad de esto”. Sin embargo, nos confiesa que “a veces organizo algo, una mesa para 12 seguidores y amigos, viene una persona antes y pone y sirve la mesa y luego recoge, y yo cocino para ellos. Es super divertido y gratificante, no quiero más”.
Además, el popular influencer ya tiene dos libros de cocina, dos recetarios llenos de platos variados y sabrosos para los que no tienen tiempo, pero les gusta comer bien. ‘Rafuel, mis mejores recetas’ y ‘Grandes éxitos de Rafuel: las mejores recetas para cada día’, (ed. Planeta).
¿Jubilación?… no es para él
La palabra jubilación no entra en el vocabulario de Rafuel. “¿Qué quieres? ¿Que me siente en un sillón delante de la televisión a ver programas que no me gustan a esperar a morir?. O ir a ver grúas... si con la crisis cada vez hay menos grúas. O a jugar a la petanca… si ya no hay donde hacerlo, porque han remodelado las plazas, han quitado los árboles y ya no hay más que solana”, bromea. “No, de eso nada. Y, además, es que lo que hago me gusta. Cocinar, grabar, editar las recetas, hablar con la gente. Esto es lo que me gusta”.
Sobre el autor:
Beatriz Torija
Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.