Talento sénior

"España fue la primera en enterarse que el hombre había llegado a la Luna"

Entrevista a José M. Grandela, ingeniero controlador de satélites y naves espaciales (INTA-NASA)

Laura Moro

Sábado 19 de abril de 2025

ACTUALIZADO : Sábado 19 de abril de 2025 a las 9:32 H

10 minutos

Laura Moro

Sábado 19 de abril de 2025

10 minutos

José M. Grandela (80 años), oficial radiotelegrafista de la Marina Mercante de 1ª Clase, ingeniero técnico de telecomunicación y controlador de satélites y naves espaciales (INTA-NASA), participó en uno de los mayores logros de la NASA: la llegada del hombre a la Luna en julio de 1969. Desde entonces, Grandela trabajó durante 40 años en la NASA en diferentes proyectos especiales. En una entrevista a 65YMÁS, nos asegura que la estación espacial ubicada en Fresnedillas de la Oliva "fue la primera en escuchar que el hombre había llegado a la Luna".  

El papel que España jugó en este hecho histórico no debe pasar desapercibido, y por eso Grandela lleva años contando su experiencia y su función específica en una misión que ya forma parte de los libros de historia.

"España fue la primera en enterarse que el hombre había llegado a la Luna"

PREGUNTA: Has participado durante 40 años en todos los programas espaciales tripulados y sin tripular de la NASA, así como de otras agencias internacionales, ¿cómo empezaste a trabajar ahí? 

RESPUESTA: Es una historia muy curiosa, muy peculiar, porque yo estaba navegando. En ese momento, era oficial de la Marina Mercante radiotelegrafista y estaba en un barco extranjero que no venía nunca a España. Estando en alta mar, en el océano Atlántico, recibí un telegrama en el que nos pedían cambiar de ruta y fuimos a Valencia. Nos llevamos una alegría porque la mayor parte de la tripulación era española y no veníamos nunca a España. Además, yo me acababa de casar y estaba con mi mujer de luna de miel a bordo.

 Al llegar a Valencia, mi mujer bajó corriendo a una cabina telefónica para avisar a nuestros padres de que estábamos bien. Entonces, al pasar por delante de un quiosco, cogió un periódico para ver qué había pasado en nuestra ausencia. Encontró en una de las páginas una columna muy grande, un anuncio de la NASA que pedía radiotelegrafistas. Llegó muy excitada a nuestro camarote y me dijofíjate lo que hay aquí, que noticia, qué curioso poner hombres en la Luna, qué cosas, ¿no? Y dice no, no, yo lo que quiero es que llames. Aquello me parecía esotérico, eso de hombres en la luna y la NASA pesaba mucho.

Yo pensaba que eso era para los Premios Nobel o gente de mucha relevancia, pero como cumplía los requisitos, mi mujer me dijo que llamara. Llamé y me dijeron: 'Mañana a las 8 aquí'. ¡Pero si estoy embarcado! Por ley no puedo abandonar el barco sin haber avisado con 15 días de antelación.  Así que tuvieron que esperar 15 días en que localizaron a otro compañero.

Después volví a Madrid y ahí empezó mi secuencia para ingresar en la NASA

P: ¿Qué papel jugó España en la llegada del Apolo 11?

R: Fue fundamental. Las comunicaciones eran imprescindibles. Las comunicaciones con la nave, con los tripulantes, astronautas, con un punto de la tierra, eran totalmente imprescindibles. Así lo había exigido la NASA, que para la seguridad personal de los astronautas no se les podía mandar por ahí, no saber nada de ellos. Había que tener una comunicación constante. Y así se reservaban, se alquilaban líneas telefónicas, cable submarino, satélite, todo y además en paralelo, de forma que si una cosa fallaba, había otra y otra y otra.

La seguridad era fundamental y en ese caso crearon una red espacial de estaciones de seguimiento,  destacando tres muy importantes en el mundo, porque no puede haber un solo punto. Todo el mundo piensa en Houston, pero es un punto y la tierra va girando. 

Entonces había que tener por lo menos tres puntos separados. Ya tenían preparado uno en California un complejo importante en Golfo, habían hablado con el gobierno australiano y cerca de Canberra instalaron otra estación de control y entonces le faltaba un gran hueco en medio y por diferentes razones fue elegida España y dentro de España, pues la sierra norte de Madrid, Fresnedillas de la Oliva. 

Y la función fue tan fundamental que incluso cuando ya se acabó el Apolo 11, unos meses después vinieron a España y agradecieron en una rueda de prensa tremenda que se hizo y dijeron Armstrong dijo que a ver si lo digo literalmente "Sin la ayuda de la estación de control y seguimiento de Madrid, Apolo, nosotros nunca hubiésemos podido lograr el éxito de llegar a la Luna".

P: ¿Y tu función específica? 

R: Todos teníamos una función importante. Éramos una cadena de transmisión bien para arriba o bien para abajo desde la antena, que era el primer punto que recibía la información que venía y luego pasaba a todos los equipos, a los ordenadores... Eran miles los datos que había que procesar y cada uno tenía una utilidad determinada. Era toda una cadena de eslabones, no había un más importante que otro.

Y entonces, durante los días que duraba la misión tripulada, desde que despegaban en Cabo Cañaveral hasta que volvían al Pacífico, las dos antenas estaban en paralelo, atendiendo a esos hombres. 

Mi misión fue mantener la comunicación vía microondas entre las dos estaciones, todo el flujo, todo lo que mandaba Houston, llegaba a nosotros y por la antena salía para la nave espacial y todo lo que ellos decían o veían o nos comunicaban pasaba a nuestras antenas y a continuación lo pasábamos a Houston. Lo grabábamos todo para asegurarnos de que no se perdía ni un solo dato y esa comunicación fue importantísima.

P: ¿Cómo era el trabajo día a día con los especialistas de la NASA? 

R: Muy intenso y 100% americano. Todos eran operadores, ingenieros, especialistas norteamericanos y únicamente unos poquitos españoles por exigencia del gobierno español, que cuando llegó al acuerdo con los Estados Unidos exigió que cada vez que un técnico español fuera capaz de responsabilizarse de un determinado puesto, un equipo, área, etcétera, el americano que lo estaba ocupando, se tenía que volver a Estados Unidos. Una vez te habían asignado un equipo, 3-4 personas norteamericanas te tenían que enseñar y algunos te dedicaban un tiempo, otros pasaban de ti olímpicamente o cuando hacías una pregunta, pues te señalaban una mesa y te decían 'Allí está el libro'.

Luego teníamos con mucha frecuencia simulaciones, pruebas con el resto de las estaciones del mundo. Eso te he mencionado de tres, pero había unas cuantas más, más pequeñas, una de ellas en Canarias, en Maspalomas, por ejemplo, otra en Ascensión, Hawai, Guam... Hacíamos pruebas con ellos simulando lo que luego iba a ser un vuelo real, poniéndonos siempre en el caso de que algo fuera mal y que la nave va a caer no sé donde. Bueno, pues que es lo que habría que hacer, de qué forma intervenir y todo eso.

P: Al haber trabajado durante tantos años en los programas espaciales, ¿qué importancia le das al trabajo intergeneracional? 

R: Bueno, la importancia es total, porque a mí me enseñaron todo. Yo entré con 23 años y durante un año y pico fue el más joven de los españoles. Todos eran mayores. De hecho, actualmente soy el único que está vivo que estuvo trabajando en el Apolo 11. Tanto los americanos como mis compañeros españoles, los poquitos que había antes de llegar yo, han fallecido.

Todos eran mayores, había gente de 50 o 60 años. Nos asombraba que de vez en cuando venía el propio ingeniero que había inventado un computador maravilloso y que nadie más entendía y te lo tenía que contar. Ese señor podía tener 40, 50 años, los que fueran, pero sabía lo que nadie.

Entonces ahí lo de la edad pasó desapercibido. O sea, nunca ha habido ningún problema de ningún tipo.

P: ¿Y cómo crees que las distintas generaciones pueden colaborar para lograr avances significativos? 

R: Pues aprendiendo todo lo que sabemos nosotros. Durante 40 años yo he visto pasar a muchos chicos jóvenes que estaban igual de 'verdes' que yo cuando tenía su edad. No ha habido problema nunca, porque siempre que te asignaban a alguien, pues lógicamente tú ya no le ponías la zancadilla 

P: En tu página web cuentas que cuando empezaste a trabajar con la NASA tenías 23 años, ahora ya estás jubilado… ¿Has vivido a lo largo de tu carrera situaciones edadistas? 

R: No, en absoluto. Nunca. Durante los muchísimos años y muchas misiones, porque siempre hablamos de la Luna, pero es que desde que se acabó el programa Apolo, en el año 1972, todos los años que han seguido después, se han llevado a cabo proyectos también muy ambiciosos como Marte, Venus, la propia Luna, etcétera Satélites orbitales. No nos hemos parado y nunca he vivido este tipo de situaciones.

P: ¿Crees que es importante transmitir tus conocimientos y tu experiencia de vida a los jóvenes? 

R: Creo que es importante transmitir lo que fue real. Es importante absorber, aprender idiomas. Si de verdad quieres algo, no debes limitarte porque luego vas a recibir la recompensa a lo largo de tu vida.

P: Recientemente, Jesús Calleja ha viajado al espacio junto con otras personas, y no ha sido la primera vez que se realizan este tipo de viajes. ¿Qué le parece este tipo de turismo?

R: Bueno, pues muy peligroso, pero hay gente que se va. Riesgo lo hay siempre, pero es ambicioso. Es un sueño que es casi inalcanzable para la mayor parte de la humanidad. Solo son unos poquitos los que han tenido económicamente la posibilidad de pagar una millonada por poder subir unos segundos, no más de 19 segundos en ingravidez, porque eso no se puede reproducir en la tierra de ninguna forma.

Esa ayuda económica que han dado ellos ha servido para desarrollar experimentos para lógicamente el costo de lanzamiento de cohetes, combustible y todo lo que eso conlleva. Eso a la larga beneficia a todos los demás vuelos

P: ¿Qué significa para ti ser parte de un momento histórico tan importante como lo fue la llegada del hombre a la Luna? 

R: Esto lo he pensado después porque mientras estás allí, están los astronautas arriba y están pasando cosas malas, porque pasaron cosas malas, que casi impidieron que aquello se hiciera posible, porque ha habido más vuelos Apolo. Mucha gente se cree que subió el primer hombre y punto. Y no. Ha habido 12 señores que han estado en diferentes vuelos haciendo cosas, siempre aumentando el número de experimentos, haciéndolo cada vez más complejo.

Todo eso nos hizo pasar por momentos de mucha tensión porque cuando estás sentado delante de equipo y sabes que como algo tuyo se interrumpa aquello se va a ir al garete, pues tienes la tensión esa tremenda del momento. 

Aquella noche tremenda del 21 de julio, aquí en España de 1969, cuando ya confirmaron ellos Armstrong, que estaban sobre la Luna, posados que además hay otra circunstancia adicional de la cual me enriquezco por haber estado allí, y es que fuimos los primeros en el mundo, con todo el planeta en oír eso. Luego se lo pasamos a Houston, pero nosotros fuimos los primeros y fue después cuando ya por fin se ocultó la luna y la nave por el horizonte, cuando te levantabas de la silla que no te había levantado en horas.

Y es cuando empezabas a pensar ¿es verdad que esto ha pasado? ¿Es verdad que yo estoy aquí? O sea, esto no es un sueño. Bueno, pues esa, esa sensación la he repetido o mi cerebro me la ha traído de vez en cuando, como no sé, como una suerte. ¡Qué suerte has tenido! Y yo lo reconozco y soy consciente de ello. Fueron unos momentos históricos irrepetibles, porque ya la luna, aunque se vaya, que se irá, pero ya no será la primera vez. Y entonces aquello sí fue la primera vez y no sabíamos como iba a salir.

P: ¿Cuáles son las lecciones más valiosas que has aprendido a lo largo de tu carrera? 

R:  El entusiasmo con lo que haces es maravilloso. Ver que aún estando lejos de casa volvías excitado y al principio se lo cuentas a tu mujer, luego a tus hijos, después a los nietos. Son unas vivencias que son irrepetibles y y es lo que se me han pasado en un pispás esas décadas, porque los programas que han ido sucediéndose uno a otro, el transbordador espacial, el fin de la Guerra Fría con el Apolo, haber conocido personalmente a los astronautas con los que habéis estado trabajando en la distancia.

No has subido arriba, pero has estado con ellos y entonces has aprovechado esa coyuntura para exprimirle como limones en circunstancias que no están en los libros o que no se dicen habitualmente.

Sobre el autor:

LauraMoro

Laura Moro

Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.

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