La sandía es una de las frutas por excelencia del verano. Está formada principalmente por agua, alrededor de un 93% de su composición, pero también tiene muchos otros nutrientes y vitaminas que son muy beneficiosos para nuestra salud.
Al estar compuesta en su mayoría por agua, la sandía provoca un importante efecto diurético natural en nuestro organismo, además de ser una importante fuente de hidratación muy necesaria. Debido a su efecto diurético natural y a su fuente de fibra, la sandía es muy utilizada en dietas adelgazantes y también para evitar el estreñimiento y regular nuestro aparato digestivo.
A pesar de tener tantos beneficios, tiene un pequeño inconveniente: elegir la sandía adecuada en el supermercado es más difícil de lo que puede parecer. Pero no te preocupes, porque a continuación te explicamos qué es lo que tienes que hacer para llevarte la mejor pieza a casa.
Lo primero que tienes que hacer es elegir la pieza que tenga una forma simétrica, evitando aquellas que a simple vista tengan cortes irregulares o abolladuras. Esto puede significar que la sandía que tienes entre manos recibió más cantidad de agua de lo que debería.
Una vez tengamos una pieza simétrica, hay que comprobar que su peso se corresponde con su tamaño, porque esto nos indicará que está llena de agua y lista para consumirse.
A continuación hay que buscar la 'mancha del campo', que es una marca amarilla que nos indica que la sandía estará más dulce porque ha estado más tiempo en el campo madurando. También puedes fijarte en el tallo. Si está seco, la sandía está madura.
Y por último, seguro que a todos nos suena este truco: dar pequeños golpecitos a la sandía para saber si ha madurado lo suficiente. Si el sonido es profundo, está madura. Si suena hueco o plano, se habrá pasado de madurez.
Los consejos de la OCU para elegir la mejor sandía
Además del truco citado anteriormente, existen otros trucos para elegir la mejor sandía (y melón) del supermercado. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), estos son los 10 pasos que hay que seguir para llevarte el mejor ejemplar:
1. De mayo a octubre: el melón y la sandía deben tomarse en su época: entre finales de mayo y primeros de septiembre (sandía) o de octubre (melón). Esta opción es más sostenible que consumir productos que han de ser importados de otros países.
2. En la cima del montón: los ejemplares que en la frutería están arriba del todo sufren menos golpes y suelen estar en mejores condiciones.
3. Duros al tacto: la falta de firmeza indica que están pasados o que han sufrido daños.
4. Sin grietas: descarta los que tengan defectos, pero sin obsesionarte. Una manchita más clara no es mal síntoma: el fruto puede estar maduro, pero esa es la zona que reposaba sobre la tierra durante el cultivo.
5. El toquecito y la presión: la sandía se golpea levemente y si está en su punto sonará a hueco. El melón se aprieta por sus extremos: si está en su punto la base cederá ligeramente y el otro extremo (el pedúnculo) se abombará un poco.
6. Aroma de fruta madura: la zona del pedúnculo debe oler a fresco.
7. Color moderado: los melones verde intenso aún no están en su punto, aunque en la sandía hay más matices.
8. Comprados en piezas (cortados por la mitad, en cuartos o en dados...): la ventaja es que a simple vista verás si están maduros. El inconveniente es que se pierde frescura respecto a un melón o una sandía recién cortados. Las piezas cortadas deben ser envueltas, o estar envasadas si se trata de una tienda.
9. Cortar y conservar: en el melón hay que eliminar los dos extremos (en la sandía no hace falta) y apartar las semillas. Lo que sobre se guarda en la zona menos fría de la nevera, bien tapado para que no coja olores.
10. Y si aun así fallas: comprar un melón o una sandía que aún no han madurado no es el fin del mundo. Lo importante es darte cuenta antes de abrirlos. Puedes hacerlos madurar en casa guardándoles en una bolsa de papel (no de plástico) junto con una manzana o un plátano en una habitación seca y fresca.
¿Es malo comer sandía por la noche?
El único defecto de la sandía es su alto contenido glucémico. Esto quiere decir que al consumirla, se eleva el nivel de azúcar en sangre, lo que por la noche puede ser perjudicial debido a la falta de actividad. Y por eso esta fruta es mejor consumirla por el día, cuando estamos más activos.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.