Cómo limpiar un abrigo de paño o lana en casa

Con la llegada del frío, toca cambio de armario y recuperar las prendas de abrigo. Si ese bonito abrigo de lana de invierno que tienes ya no se ve tan nuevo, es hora de limpiarlo. Pero dependiendo del abrigo, limpiar la prenda no significa necesariamente un viaje a la tintorería. Averigua si tu abrigo de lana es apto para la limpieza en casa y aprende la mejor técnica para hacerlo.

En primer lugar, si la etiqueta dice "solo limpieza en seco", no pierdas el tiempo, esto quiere decir que debes llevar el abrigo a la tintorería. Pero si la etiqueta solo dice "limpieza en seco", el fabricante nos indica la forma recomendada de limpiar la prenda, pero no la única. Por lo tanto, si tu abrigo está marcado como "limpieza en seco" o con símbolos de lavado a mano, ciclo suave o lavado con agua fría solamente, tienes opciones para limpiar el abrigo en casa.

Preparar la prenda

Antes de empezar, sin embargo, debemos preparar la prenda con los siguientes pasos:

-Cepilla la suciedad y la pelusa con un cepillo para ropa con un movimiento hacia abajo, comenzando desde el cuello.

-Quita cualquier mancha que veas en abrigo. Woolmark ofrece una guía de eliminación de manchas para prendas de lana.

-Deshazte de las bolitas. Las bolitas de pelusa que se forman en las prendas de lana hacen que parezcan gastadas y restan elegancia. Y aunque son un factor inevitable en la ropa de lana, ocurre con mayor frecuencia en las partes de un abrigo o suéter que se frotan entre sí o contra otras superficies; por ello aparecen en las axilas y las mangas, y a lo largo de la sección media de una prenda. Si estamos hablando de unas pocas, intenta sacarlas con la mano o con un peine para prendas especialmente elaborado para lana y cachemira. Si son bastantes, puedes usar una afeitadora de ropa o una navaja de afeitar desechable. Solo asegúrate de tensar bien la prenda y tener cuidado con las costuras y los bordes para no cortar la tela.

Limpiar y secar

Para limpiar un abrigo lo haremos del siguiente modo: en una palangana con agua, ponemos un vaso de amoníaco sin detergente, y colocamos la prenda sobre una superficie plana y estable.

Introducimos el cepillo en el agua con amoníaco. Quitamos el exceso de agua, y vamos cepillando la prenda desde los hombros hacia abajo. Una vez bien cepillado por fuera, damos la vuelta a la prenda.

Con el paño o la esponja húmeda y escurrida del agua de la palangana, frotamos de hombros hacia abajo por todo el forro. Hay que insistir un poco más en la parte del cuello, axilas, puños y centro de la espalda. Son las zonas por donde más se transpira y suelen ser las partes más rozadas.

Para que se seque debemos colgarlo en una percha. Primero del revés, con el forro hacia fuera, para que se seque bien. Si es posible, lo mejor es colgarlo a pleno sol.