Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorLa escoba es una herramienta indispensable para la limpieza del hogar. Nos sirve para eliminar la suciedad y el polvo de las superficies de cualquier estancia, e incluso hay gente que la prefiere al aspirador. Al ser tan fundamental, es necesario que siempre esté en las mejores condiciones higiénicas posibles; sin embargo, es inevitable que en la cabeza de la escoba se queden enredados pelos o pelusas cada vez que barremos. Si no la limpiamos, tendremos un resultado completamente opuesto al que deseamos, porque lo que hará la escoba será ensuciar aún más nuestros suelos. Entonces, ¿cómo limpiamos lo que nos ayuda a limpiar?
Lo primero que hay que hacer es deshacerse de los restos de pelusas más evidentes que haya entre las cerdas, y para ello podemos usar varios métodos.
Es recomendable empezar golpeando la escoba contra el suelo y que la gravedad haga el resto para que se desprenda el polvo que queda en los extremos. Después, podemos continuar frotando la escoba contra el suelo con fuerza; esto nos permitirá que caiga la suciedad acumulada en el centro. Para eliminar los pelos podemos utilizar un cepillo, y peinar las cerdas hasta quitarlos. Otra opción sería, con la ayuda de un aspirador, succionar los residuos que aún están a la vista. También podemos incluso retirar la suciedad a mano: eso sí, recuerda usar guantes de goma si lo haces.
Pero esto no es suficiente para limpiar la escoba en profundidad, ya que en la cabeza también se acumulan gérmenes y bacterias que hay que erradicar. Para ello, una vez nos hayamos deshecho de pelusas, ácaros y pelos, hay que llenar un recipiente con agua (templada o caliente) y añadirle jabón para el lavavajillas. Con tal de facilitarnos la tarea, es mejor desenroscar el palo de la escoba para quedarnos sólo con la parte del cepillo, el cual sumergiremos en el agua. Esperaremos a que pasen unos 20 o 30 minutos antes de sacarlo, y sólo nos faltará enjuagar las cerdas con agua. Es importante dejar el cepillo a secar al aire libre para que no pierda la forma.
Limpiar la escoba después de cada uso es recomendable para que nos dure más tiempo. No debemos dejar que la suciedad se acumule en exceso en las cerdas, así que es aconsejable sacudir la escoba tras cada barrido para que el polvo caiga.