Dormir bien es indispensable para disfrutar del día, mantenernos activos y, en definitiva, aumentar nuestra calidad de vida. Incluso, los expertos señalan que los trastornos del sueño están relacionados con el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o el Parkinson, junto con otros problemas y alteraciones en nuestro metabolismo. Una mala calidad del sueño es una necesidad fisiológica básica y debemos cuidarla como tal. ¿Cómo podemos hacerlo? Las preocupaciones es uno de los factores que no nos dejan descansar y, por esto mismo, tenemos que mantenerlas a alejadas antes de irnos a la cama.
Cuando algo nos preocupa, entramos en bucle y le damos vueltas una y otra vez al mismo tema. Sin embargo, pensar que debemos dejar de darle vueltas es un método que no sirve, porque lo haremos igualmente. En cambio, Ad Kerkhof, un psicólogo clínico de la Universidad Vrije de Ámsterdam (Holanda) explicó en una entrevista a la BBC que una técnica que nos ayuda es establecer un tiempo determinado durante el día para manejar nuestras preocupaciones, en dos periodis de 15 minutos: uno por la mañana y otro por la tarde.
Cuando detectes que las preocupaciones te están invadiendo y comienzas a dar vueltas en la cama, oblígate a pensar en recuerdos positivos. De esta forma, las emociones negativas quedarán atrás y darán paso a momentos felices, sintiéndote mucho más tranquilo y relajado.
Hacer listas es una gran terapia para eliminar el estrés y la ansiedad. Si no dejas de dar vueltas a tu cabeza con cosas que tienes pendiente hacer, problemas que resolver o ideas que no puedes dejar escapar, escríbelas en una libreta para dejar descansar tu mente. Para ello, ayuda mucho tener siempre con un bloc de notas en la mesita de noche.
Los expertos recomiendan que incluyas entre tus hábitos antes de irte a dormir alguna actividad física. Cuando hablamos de actividad física no nos referimos a ejercicios de alta intensidad, sino a movimientos relajantes que nos ayuden a reducir nuestro estrés mental, así como a estirar y relajar nuestro cuerpo desde el punto de vista físico.
En esta línea, también ayudan los ejercicios de respiración. Se trata de uno de los métodos más eficaces para relajar la mente y controlar los estados de ánimo. Existen distintas técnicas para lograr una relajación profunda y todas tienen en común el control de la respiración, inhalando y exhalando el aire lentamente.
Si quieres ir más allá, además de los ejercicios de relajación puedes probar con el yoga o el Pilates, disciplinas que resultan especialmente recomendables si te cuesta desconectar para poder disfrutar de un sueño reparador.
