Cómo reñir a un gato para corregir malas conductas

Es un animal independiente que actúa según sus normas, es decir, hace lo que quiere y cuando quiere. Esta afirmación sobre el gato puede ser, en gran parte, acertada, pero eso no significa que no se le puede educar y, por lo tanto, no podamos corregir conductas negativas o no deseadas. En este sentido, es primordial que no comparemos los gatos con los perros porque sus comportamientos y formas de relacionarse con los humanos son completamente diferentes. De esta manera, fallaremos de forma clara en nuestro intento de reñir a nuestro gato para que no actúe de una determinada manera si aplicamos los mismos métodos que con un perro. 

Por otra parte, para educar y corregir comportamientos nunca utilizaremos el castigo físico, sino que basaremos nuestros consejos en aplicar estímulos molestos para gato para que asocie dicha molestia a la mala conducta que queremos evitar. 

Y aquí es necesario dejar clara otra de las bases para cambiar la conducta de un gato con éxito: siempre debemos hacerlo justo después de que haga lo que no nos gusta. Si lo hacemos pasados un rato, el animal no asociará el castigo (estímulo molesto) con la mala acción y será totalmente ineficaz e incluso contraproducente.
Por otra parte, hay que saber aplicar un castigo acorde con el gato para que no sea ni demasiado intenso que podría provocar nuevos problemas de conducta o poco intenso con lo que se acabaría acostumbrando. Puede sernos muy útil comentar el tema con nuestro veterinario que seguro nos podrá aconsejar. 

Los expertos en conducta animal aconsejan utilizar con los gatos una de las tres formas de reprimenda que explicamos a continuación:

Castigo directo

Consiste en que cuando nuestro gato haga algo que no deseemos delante nuestro, decir un enérgico 'no' o hacer un fuerte sonido ya sea con una palmada o un silbato Los gatos son animales sensibles a los ruidos por lo que suele ser efectivo. Por otra parte, también podemos echar mano de productos que emiten sonidos especiales para estos fines. Lo que hay que tener en cuenta para que este método sea efectivo es solo aplicarlo cuando realmente el gato esté llevando a cabo una mala acción que queremos corregir. 

Castigo indirecto

En este caso aplicaremos el estímulo molesto sin que nuestro gato nos vea por si preferimos que no lo relacione con nosotros. Simplemente debemos vigilar a nuestro gato a escondidas cuando sepamos que va a hacer aquello que no nos gusta como, por ejemplo, rascar la arena de una maceta. Cuando esté en plena acción, debemos emitir un fuerte sonido (nos podemos ayudar de una bocina), rociarle con un spray con agua o enfocarle con una luz fuerte para que pare de hacerlo.  

Castigo ambiental 

Para este método, lo que haremos es dejar preparado el estímulo molesto para que actúe en el momento de la mala acción sin que sea necesaria nuestra presencia. Así, por ejemplo, aplicaremos una sustancia o producto desagradable en el objeto que queremos proteger (una mesa que araña, por ejemplo) como papel de aluminio, cinta adhesiva o jugo de limón.