Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorUsar la mascarilla es una parte esencial de nuestro día. Llevarla no es exactamente cómodo, pero es muy importante para frenar la propagación del Covid y, en cualquier caso, no supone ningún problema en comparación con las ventajas. Llevar la mascarilla no disminuye la entrada de oxígeno ni la salida de dióxido de carbono porque pasan perfectamente por el tejido. Las gotas de saliva, en cambio, quedan retenidas y la mascarilla se convierte en la barrera idónea frente a contagios por virus. Por ello, debemos seguir llevándola. Sin embargo, muchas personas siguen sintiendo incomodidad para respirar con la mascarilla puesta, y, sobretodo, cuando hace calor, porque sienten ahogo.
El uso de una mascarilla puede hacer que algunas personas respiren diferente incluso cuando no tienen la mascarilla puesta. La atención plena de nuestra respiración puede ayudarnos a volver a entrenarla para que sea más eficiente todo el tiempo. De hecho, la mascarilla puede ayudarnos a tomar conciencia de la calidad de nuestra respiración y reeducar nuestros músculos respiratorios.
Mientras usas la máscara, tómate un momento para sentir cómo estas respirando. Al igual que cuando queremos evaluar la calidad de nuestra respiración, sin la mascarilla, tenemos que determinar al coger aire si se mueve el vientre o se mueve la parte superior de su pecho, o si estamos respirando con la nariz o la boca. Para ello, coloca las manos sobre el estómago o la parte inferior de la caja torácica, respira lentamente por la nariz y siente que el abdomen y la caja torácica empujan hacia afuera y exhalan por la boca. Si practicamos esto a lo largo del día, nuestra respiración será más eficiente con la mascarilla puesta porque estamos entrenando los músculos respiratorios.
También debes tomarte tu tiempo para relajar la parte superior del pecho y los hombros. Haz círculos con los brazos, estiramientos de los brazos, giros del torso e inclinaciones de lado a lado, para ver si su cuerpo permite estos movimientos cómodamente sin dolor.
Mientras usamos la mascarilla es importante que sigamos respirando por la nariz, ya que espirar por la boca no es tan eficiente como hacerlo por la nariz. Además, al respirar por la nariz también disminuirá la cantidad de humedad que se acumula en la máscara. La nariz está diseñada para capturar la humedad, mientras que las personas que respiran con la boca abierta pueden experimentar una pérdida de la misma, con lo que se deshidratan antes y aumenta la fatiga.
Una práctica que podemos entrenar es coger aire por la nariz lentamente, aguantarlo 3-5 segundos y luego expulsarlo despacio con los labios fruncidos. Es cierto que se dificulta la salida de aire, per eso es lo que obliga a los pulmones a realizar una fuerza mayor.