Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorEl amoníaco es un limpiador doméstico muy potente y desengrasante, pero a diferencia de otros productos de limpieza, es natural y no irrita la piel ni daña los materiales, siempre que lo usemos correctamente. De no ser así, si que podría causar algunos problemas respiratorios o irritaciones.
Uno de los inconvenientes de este desinfectante es precisamente que su olor es fuerte y en ocasiones abrumador, por lo que muchas personas no pueden tolerarlo, pero si no es tu caso, puedes usarlo con tranquilidad. Normalmente se utiliza es la limpieza de cocinas, fogones, salpicaduras de grasa en vitrocerámicas o azulejos. Pero el amoníaco es útil en otras superficies como son tus muebles o suelos de madera.
Otro de los inconvenientes es que siempre debemos diluirlo en agua para que no sea peligroso para la salud humana o animal, ya que puede irritar las mucosas. Además, deberemos usarse en áreas ventiladas, precismamente por su olor, como hemos comentado.
Para usarlo con seguridad debemos mezclar 1 parte de amoníaco y 4 partes de agua, una medida que es completamente eficaz para limpiar madera y es inofensiva para nuestra salud. Para ello necesitarás el amoníaco, agua, un barreño, un trapo y guantes.
El amoníaco es útil y seguro para limpiar la madera a fondo, pero algunos acabados, como pinturas, ceras o barnices especiales, podrían dañarse. Para evitar problemas, realiza primero una prueba para verificar si el amoníaco produce decoloración. Aplica un poco de producto en un trapo y frótalo en una parte oculta del mueble para ver si cambia de color. Si es así, debes usar un limpiador suave para madera, que encontrarás en los supermercados, en lugar de amoníaco.
Además, como la madera es delicada, debes evitar una exposición excesiva a la humedad porque provocaría moho y podría hacer que la madera se expandiera o deformara.
Para aplicarlo bien sobre las superficies, mojaremos un trapo en la mezcla y lo escurriremos para evitar que tenga un exceso de humedad. Enjuagaremos después de limpiar con un paño húmedo y bien escurrido.
En el caso de los muebles de exterior de madera, que pueden estropearse y mancharse más fácilmente, puedes resolver el problema con amoníaco. Moja un paño con amoniaco, esta vez menos diluido, y frótalo vigorosamente en las partes donde ha crecido el moho. Verás cómo los muebles de madera recuperan su aspecto habitual y podrás disfrutar de ellos durante más tiempo.