Irene Alcaraz
Cómo
Los 7 trucos más eficaces para no perder memoria
Prestar más atención, leer más novelas y usar menos el móvil, entre los más beneficiosos
La memoria es uno de los bienes más preciados de la mente humana, además de los más saludables; cuando recordamos, estamos utilizando al mismo tiempo la concentración, la abstracción, la visualización espacial y las capacidades lingüísticas.
El problema es que, conforme vamos envejeciendo, se van deteriorando las conexiones cerebrales. Esto se debe, según el neurólogo Richard Restak, porque no hacemos suficientes ejercicios memorísticos. Incluir ciertos gestos en la rutina podría ralentizar e incluso frenar el deterioro cognitivo. En su libro, The Complete Guide to Memory: The Science of Strengthening Your Mind, Restak recoge 7 pautas para mejorar la memoria.
La mayoría de los problemas memorísticos están asociados a dos aspectos: una atención pasiva y una distorsión de la memoria. Por esta razón, sus consejos van dirigidos a mejorar la concentración y a reconocer los elementos que hacen que desdibujemos la realidad al recordarla.
1. Estar más atentos
Por lo general, nuestro cerebro tiene varios focos de atención activos al mismo tiempo. Eso permite, por ejemplo, que estar hablando por teléfono en la parada no suponga perder el autobús. El problema es cuando los focos de atención son tantos, que todos generan una huella vaga en la mente y luego no puedan ser recordados con nitidez.
Un consejo útil para remachar una información en la memoria, según el neurocientífico, es visualizar la palabra que queremos memorizar.
2. Jugar más a menudo
Restak también sugiere apostar por juegos o actividades que impliquen la memoria, como el ajedrez o el bridge. Asimismo, incluye una serie de sencillos juegos en su libro que a la par de entretenernos pueden servirnos a modo de gimnasio mental.
3. Cuidar la salud mental
Las emociones también afectan a qué y cómo recordamos. Esto se debe a que la amígdala, la parte del cerebro que gestiona la conducta emocional, está vinculada con el hipocampo, encargado de la memoria. Como afirma Restak en su libro, los estados de ánimo negativos hacen que recordemos más los sucesos tristes, e incluso, cuando se tiene una depresión, se pueden producir importantes lagunas de memoria.
Por esta razón, acudir a terapia en cualquier etapa vital es clave para mantener el cerebro saludable.
4. Leer novelas de ficción
Con la edad tendemos a ir abandonando la novela por otro tipo de textos. Sin embargo, los beneficios de la ficción para el cerebro son incontables: ampliamos vocabulario, mejoramos la concentración, aumenta la empatía, reduce el estrés y ayuda a conciliar el sueño por la noche.
A todo esto se suma el factor memorístico: hacer un esfuerzo prolongado en el tiempo por retener los detalles y personajes de una historia es uno de los mejores elixires contra el deterioro.
5. Utilizar menos el móvil
Las nuevas tecnologías son uno de los mayores ansiolíticos para el cerebro. Muchas aplicaciones están diseñadas para captar y retener nuestra atención, lo que está dañando la capacidad de concentrarse incluso cuando no se están utilizando estos dispositivos. Es lo que Richard Restak denomina “distracción tecnológica”.
A esto se suma un segundo prejuicio cognitivo, la “distorsión tecnológica”, según la cual estamos traspasando muchas tareas del cerebro al móvil. Por ejemplo, cuando visitamos un lugar, en vez de prestar atención a los nuevos estímulos los fotografiamos, lo que hace que la galería de fotos se lleve nuestros recuerdos.
6. Realizar pequeños esfuerzos memorísticos
Existen innumerables acciones cotidianas que podemos convertir en un juego de memoria; preparar una comida sin consultar continuamente la receta, conducir sin utilizar el GPS o hacer la compra de memoria son algunos de los ejercicios mentales que no requieren más que nuestro compromiso diario.
Con dedicar un pequeño esfuerzo al día, Richard Restak asegura que estaremos ejercitando y fortaleciendo nuestra capacidad cognitiva.
7. No obviar los despistes extraños
Aunque es normal tener despistes, no todos significan lo mismo. Olvidar una fecha de cumpleaños, algo que teníamos que comprar o no recordar dónde se dejó cierto objeto son cosas que entran en los despistes habituales de cualquier persona. Pero si se trata de despistes más graves, como el lugar en el que vivimos o el nombre de un conocido, lo mejor es acudir al médico.