Marco Herrera
Cómo
La publicidad engañosa en viajes es más común de lo que crees: ¿sabes cómo detectarla?
A veces vemos como las agencias de viajes omiten tasas turísticas y otras gestiones
La publicidad engañosa es una actividad tipificada como ilegal en nuestro país por el artículo 34/1988 de la Ley General de Publicidad recogida en el BOE. Pero cuando nos adentramos en este fenómeno, podemos diferenciar entre varios tipos, desde la que se hace con temas sobre la salud, a la que podemos ver en ofertas de viajes. Enfocándonos en esta última, es necesario que el consumidor sepa advertir cuando puede haber un posible caso de publicidad engañosa o, al menos, que conlleve matices que puedan hacer menos atractivo el producto anunciado.
¿Qué dice la Ley de Consumidores y Usuarios?
"En toda información al consumidor sobre el precio de los bienes o servicios, incluida la publicidad, se informará del precio final completo, desglosando, en su caso, el importe de los incrementos o descuentos que sean de aplicación, de los gastos que se repercutan al consumidor y usuario y de los gastos adicionales por servicios accesorios, financiación u otras condiciones de pago similares", asegura este organismo.
Aunque la Ley establece claramente que el precio debe ser el total a pagar si se contrata dicha oferta, constantemente vemos como en reclamos de agencias de viajes se omiten tasas turísticas, de carburante, precios por temporada baja, gastos de gestión o la ausencia en determinadas pensiones de las bebidas. Tampoco se libran de esta omisión ilícita las compañías aéreas, que suelen ocultar recargos de última hora por el peso de las maletas, el equipaje de mano o los servicios en pleno vuelo.
Por tanto, cuando nos fijemos en un anuncio es esencial leer la letra pequeña y, en caso de seguir con dudas acerca del precio de un viaje, un vuelo o una estancia hotelera, llamar y pedir más información. Aunque debe ser algo que ya están obligados a mostrar tanto en el propio mensaje, como en su página web oficial.
Formas de detectarla
Muchas personas tienen la sensación de estar a salvo de la publicidad engañosa, bien porque creen poder identificarla o por desconocimiento de las prácticas de muchas compañías. Como consumidores, tenemos derecho de estar al tanto de lo que adquirimos y no comprar algo que, de conocer todas las condiciones, hubiéramos evitado.
¿Demasiado buena para ser verdad?
Si una oferta parece demasiado buena para ser cierta, es necesario indagar para conocer las condiciones reales, ya que muchos anuncios no revelan algunos cobros importantes. Por ejemplo, ocurre con paquetes vacacionales, cuando en un spot de televisión o una cuña de radio hacen referencia rápidamente al precio con la estructura "desde..." y una cantidad determinada. A menudo esos anuncios hacen hincapié en la cantidad, haciendo creer al usuario que es el precio real, omitiendo habitualmente ese pequeño detalle.
No entenderlo al pie de la letra
Los anuncios hacen su función al incluir los aspectos buenos de un acuerdo y excluir los negativos. Por ello, no es aconsejable tomárselo de forma literal y es esencial buscar información oculta, como exclusiones o restricciones a partir de un número concreto de personas o para menores de una determinada edad, los cuales pueden aparecer en la letra pequeña. Los asteriscos o las notas a pie de página también son tácticas inteligentes para poder ocultar cierta información.
Las imágenes y la descripción deben coincidir
Es bueno ver con cierto escepticismo ciertos anuncios, ya que si el precio promocionado es excesivamente bajo para ser en temporada alta o te muestra un hotel excesivamente lujoso, es probable que se trate de una imagen que no se corresponda con la realidad. Del mismo modo, puede pasar con imágenes de restaurantes e incluso con ofertas de viajes por la naturaleza, donde el precio puede no ir de la mano de las comodidades en el transporte y el alojamiento.
Cuidado con la palabra "gratis"
También puede haber condiciones y costes que se escondan tras la palabra gratis, ya que en muchas ocasiones, esta puede referirse a lo que se pide tras un gasto mínimo. Comúnmente, las agencias de publicidad recurren a esta palabra por su atractivo frente al consumidor, por ello hay que mantener la guardia alta y ver qué hay detrás de ella.
La empresa evita preguntas
Ninguna compañía fiable se opondrá a que los consumidores hagan preguntas sobre sus anuncios. Si intentamos hacerlo sobre un producto u oferta concreta y la empresa desvía o evita la pregunta por completo, muy probablemente estén ocultando algún tipo de cobro extra. El cliente tiene derecho a conocer todos los detalles sobre su posible compra, por lo tanto, es recomendable preguntar y asegurarse de obtener respuestas directas sobre viajes, paquetes vacacionales, vuelos, precios de billetes de tren o restaurantes.