Carlos Losada
Cómo
¿Cómo elegir un abanico y qué partes lo componen?
Este complemento lleva décadas en desuso a pesar de su utilidad y belleza
Al igual que ocurre con otros objetos como el botijo, cada vez es menos habitual ver abanicos. Este tradicional complemento era el mejor compañero para refrescarse en las calurosas jornadas veraniegas y cualquier mujer llevaba uno en el bolso para utilizarlo cuando el calor más apretaba.
De un tiempo a esta parte, se ven muchos menos. Ya sea porque en la mayoría de los sitios cerrados hay aire acondicionado (o ventiladores) o porque parezca “antiguo”, lo cierto es que el abanico se ha convertido en un utensilio más decorativo que otra cosa.
Declive de un compañero fiel
Aunque el momento histórico en el que el abanico tuvo un mayor auge se remonta siglos atrás –especialmente entre las clases más pudientes–, durante el siglo XX cualquier mujer tenía varios: desde el que utilizaba en casa cuando hacía mucho calor, hasta el que se llevaba a algún evento, generalmente mucho más elaborado y elegante.
A partir de los 80 y los 90 el abanico fue cayendo en desuso, las nuevas generaciones no lo incorporaron a su día a día y su producción quedó reducida a unas cuantas fábricas especializadas que atiende a las usuarias más fieles y a la demanda turística. A fin de cuentas, el abanico es un elemento típicamente español (aunque originario de China) y su belleza es innegable, con lo que sigue teniendo cierto tirón turístico.
Eligiendo un abanico
A la hora de elegir un abanico, todo depende de los gustos de quien lo vaya a comprar... y del presupuesto, pues hay auténticas obras de arte que no son asequibles para la mayoría de los bolsillos. Si se va a emplear para un uso “intensivo”, debe ser ligero y resistente para que la muñeca no se canse cuando abanica. Y si además debe servir para proteger del sol –típica escena viendo los toros al sol–, es mejor utilizar un país con pocos encajes pues permiten pasar los rayos solares. En cambio, si se quiere utilizar para algún evento concreto, el diseño cobra importancia por delante de su utilidad.
Partes de un abanico
El país o paisaje es la tela que hace de membrana de unión de las varillas entre sí, explican en la web protocolo.org. “Se le hacen el doble de pliegues menos uno que el número de varillas tenga el abanico, haciendo dobleces alternativamente entrantes y salientes para que el abanico pueda plegarse y estirarse perfectamente. El espacio de 'membrana' entre dos dobleces debe ser impar (es decir el doble de varillas menos uno). El motivo de este 'país' o membrana es de lo más diverso, pudiendo ser hasta un bordado de telas y encajes”, explican. Las otras partes del abanico son las varillas, que pueden estar hechas de diversos materiales, el clavillo que las une y los padrones, que son las “varillas” más gruesas que protegen al resto y al abanico cuando está cerrado.