Es importante conocer todo el proceso para obtener los mejores resultados
Del latín germinare, el verbo germinar se refiere a la acción de comenzar a desarrollarse desde el momento mismo en que es una semilla, como explica la RAE. Así, y gracias a esa germinación, se obtiene una planta de una semilla. Una planta que puede ser ornamental para nuestro jardín o casa, o bien germinar otro tipo de semillas para obtener alimentos vegetales para nuestro consumo propio. Y es que, en este último caso, podemos convertir estas semillas en productos germinados de lo más saludables: lentejas, rábano, puerro, garbanzo, brócoli, cebolla, remolacha, rábano...
Si eres de los que quieres germinar tus propias semillas en casa o conocer cómo se germina una semilla, no te pierdas estos pasos que te ofrecemos desde 65ymás.
Etapas de la germinación
En un primer momento de este proceso, se desarrolla el embrión de esa semilla. Pasado el tiempo en el que dicho embrión ha madurado y modificado su tamaño, se rompe la cubierta de la semilla que lo protege. ¿Cómo se llega hasta ahí? Resulta sencillo si se dan las condiciones necesarias de luz, agua, sales minerales y oxígeno que necesita.
Factores ambientales
Si queremos que la germinación sea todo un éxito, no está de más tener siempre presentes una serie de condicionantes que afectan al desarrollo de esa semilla hasta convertirse en planta. Así, cuando vayamos a seleccionar este tipo de simientes, debemos cerciorarnos de que son las adecuadas. En este sentido, se aconseja que procedan de la agricultura ecológica, lo que se traduce en que no han sido manipuladas y están libres de todo tipo de pesticidas tóxicos.
Para hacer un buen semillero para germinar tus semillas puedes escoger cualquier envase que sea lo suficientemente plano y que cuente con un buen sistema de drenaje, para el exceso de agua, para que se pueda dar la maduración perfecta de ese embrión vegetal. Si lo prefieres, puedes encontrar fácilmente recipientes sencillos y económicos en cualquier establecimiento de plantas o vivero.
El proceso de germinación viene influido en ocasiones por el clima o la temperatura de la zona. Así, lo mejor es un ambiente templado como el interior de una casa y que, además, cuente con reservas de agua en calidad y cantidad razonables. No es aconsejable que las semillas estén demasiado secas o con exceso de humedad. Por ello, es esencial escoger el semillero adecuado.
Y ya que es un medio húmedo donde pueden proliferar las bacterias, la premisa de mantener una perfecta higiene es obligada en todo el proceso de germinación; especialmente, si esos brotes son luego para el consumo.
En cuanto a la luz que necesitan, hay diferencias según el tipo de semilla. Mientras unas germinan casi en completa oscuridad, otras piden una mayor iluminación. Una vez ha brotado la semilla, en cualquier caso, es imprescindible luz solar para favorecer su crecimiento.
