Verónica Mollejo
Cómo
Cómo reconocer la enfermedad de Cushing en tu mascota
Esta dolencia hormonal y endocrina afecta, sobre todo, a los perros y los gatos de edad avanzada
El síndrome de Cushing, conocido también como hiperadrenocorticismo, es una dolencia de carácter hormonal que se caracteriza por un aumento de cortisol en el organismo del perro, aunque también puede darse en gatos y caballos. Suele afectar más a los canes de edad avanzada, a partir de los seis años, por eso su sintomatología suele confundirse con los signos propios del envejecimiento. De ahí la importancia de saber reconocerlo.
La producción excesiva de la hormona cortisol por parte de las glándulas adrenales del animal, que se encuentran en los riñones, provoca que el sistema inmunitario se debilite y el metabolismo se revolucione por completo, incrementando al mismo tiempo el riesgo de contraer otras enfermedades. Pero ¿cuáles son las causas que hay detrás de la enfermedad de Cushing?
Causas del síndrome de Cushing
Tal y como explica la Asociación Nacional de Addison y Otras Enfermedades Endocrinas, “las glándulas suprarrenales son reguladas por la glándula pituitaria o hipófisis ubicada en la base del cerebro. La pituitaria produce una hormona conocida como ACTH, que estimula las glándulas suprarrenales para producir cortisona”. Bajo esta premisa, en el 85% de los casos, esa segregación masiva se debe a un tumor en la pituitaria. Eso sí, antes de que cunda el pánico, lo mejor es acudir al veterinario para salir de dudas.
Además, algunos perros también pueden sufrirla como consecuencia de un tratamiento paralelo a base de corticosteroides, siendo entonces un efecto secundario de otra enfermedad más grave, o por una predisposición racial. Los caniches, los teckel, los pastores alemanes o los boston terrier, entre otros, tienen más tendencia a dicha dolencia.
¿Cómo puedes identificarlo?
Muchos de los síntomas que caracterizan a la enfermedad de Cushing aparecen también por otras afecciones o por el simple proceso de envejecimiento. No obstante, si estos se alargan en el tiempo y observas varios a la vez, quizás debas encender la voz de alarma. La falta de pelo en el cuerpo (especialmente en la cola y a ambos lados del costado), el aumento del apetito y la sed, la pigmentación oscura de la piel, la atrofia muscular, la hinchazón abdominal o la aparición de fatiga y jadeos continuos en reposo son solo algunos de los síntomas. Recuerda: al más mínimo aviso, acude al veterinario más cercano.
Si tras un diagnóstico exhaustivo descubres que tu perro tiene el síndrome de Cushing, la única forma de erradicarlo por completo es extirpando el tumor que suele estar detrás. Lamentablemente, se trata de una intervención muy compleja, por eso en la mayoría de casos se recurre a una medicación para mantener controlados los síntomas y el nivel de cortisol. Una opción perfectamente viable que velará por la esperanza y la calidad de vida de tu mascota a pesar de esta nueva situación.