Verónica Mollejo
Cómo
Cómo saber si el melón y la sandía del supermercado están en mal estado
El melón y la sandía son dos frutas que resulta muy complicado analizar a simple vista
Además del melocotón, las cerezas o los higos, el melón y la sandía son las dos frutas del verano por antonomasia. Rara es la comida que no finaliza con una buena rodaja de cualquiera de estos manjares, famosos por su frescura, sabor y alto contenido en agua, fundamental para soportar el calor abrasador de esta época del año. Sin embargo, a diferencia del resto de frutas, conocer realmente su estado antes de comprarlos es más complicado, debido a su gruesa corteza. Afortunadamente, existen varios detalles que pueden darnos una valoración previa aproximada. ¡Toma nota!
Evita las sandías maltratadas
En el caso de las sandías, es importante analizar la corteza antes de adquirir la fruta. Esta no debe lucir raspada ni maltratada, lo que podría significar que no ha sido manipulada correctamente o que no se ha almacenado en unas condiciones adecuadas, lo que afecta directamente al sabor de la misma.
El peso es otro factor que debes tener en cuenta. Este debe ser proporcional al tamaño de la sandía, de lo contrario podría estar en mal estado. ¿Cómo puedes calcularlo? Imagina que sostienes un recipiente del tamaño de la fruta lleno de agua.
Por otro lado, puedes darle unos golpes suaves a la sandía, que debe responderte con un sonido hueco. En cuanto al tallo de la misma, si tiene un color marrón oscuro, podría significar que la sandía ya es vieja; en cambio, si el tallo es todavía verde, evidencia que la fruta es fresca y ha madurado bajo el sol, no en una cámara frigorífica.
Presiona la base del melón
La mayoría de los consejos que acabamos de compartir sobre la sandía sirven también para el melón, a excepción de algunos detalles. Por ejemplo, si su corteza está demasiado rayada, estará mucho más rico, pero también tendrá menos concentración de agua. Aunque, según algunos expertos, esto depende de la variedad.
Sin embargo, el auténtico truco para comprobar el estado del melón consiste en presionar la base del mismo, es decir, la parte opuesta del tallo. Si esta cede un poco y desprende un ligero y suculento aroma a melón, tendrás entre tus manos un ejemplar maduro y listo para comer.