Mariola Báez
Cómo
¿Cómo hacer deliciosas mermeladas y compotas caseras?
Con frutas de temporada puedes hacer tus propias mermeladas totalmente naturales
Hacer una rica mermelada partiendo de la fruta que más te apetezca es bastante sencillo. Como ingredientes básicos solo necesitas la propia fruta y azúcar en la proporción adecuada. Fresas, ciruelas, arándanos, melocotones, manzanas… puedes elegir la que quieras pero es importante que elijas piezas en perfecto estado y en su momento óptimo de maduración.
La mermelada, tal como explica la Fundación Española de Nutrición (FEN), es un alimento cuya elaboración se remonta a la antigüedad y que tiene su origen en la necesidad de conservar y aprovechar la fruta por más tiempo, utilizando para ello, un conservante natural como es el azúcar.
Durante siglos, poco ha cambiado el método artesanal de elaboración, aunque muchas de las mermeladas que encontramos en el supermercado incluyen colorantes y conservantes. Tú puedes preparar la tuya basándote únicamente en los ingredientes básicos señalados, a los que también puedes añadir tu toque personal, por ejemplo, incorporando al aroma y sabor de la fruta que elijas, alguna especia como la vainilla o la canela.
Qué tener en cuenta para que tu mermelada casera salga bien
El secreto está en calcular bien el azúcar que necesitas para que la mermelada tenga la textura adecuada y el sabor idóneo.
Para saber la que debes añadir, deberás tener en cuenta el peso de la fruta que vayas a utilizar. Pésala sin piel, huesos o semillas, es decir, solo la parte aprovechable que transformarás en compota. Como norma general, deberás incorporar entre medio kilo y tres cuartos de kilo de azúcar por cada kilo de fruta que vas a utilizar según el grado de dulzor que quieras conseguir. Los más golosos pueden incluso acercarse hasta el kilo, es decir misma cantidad de fruta y de azúcar, pero nunca más de esa cantidad porque si echas demasiada, la mermelada tendería a cristalizarse y se estropearía al poco tiempo.
Cuando tengas la fruta troceada y lista, cúbrela con el azúcar y deja macerar al menos 12 horas. En este tiempo, se ira deshaciendo y soltando todos los jugos que contiene.
El siguiente paso consiste en colocar la mezcla en una cazuela amplia, mejor de acero inoxidable, y ponerla primero a fuego fuerte, para que hierva, y después a fuego medio-bajo, entre 15 y 20 minutos. Un buen truco para controlar la posible acidez, es añadir unas gotas de limón.
Poco a poco, la mermelada irá tomando consistencia. Para saber que está en su punto, comprueba que mantiene un color vivo y brillante junto a su característica textura gelatinosa.
Para conservarla, lo ideal es utilizar envases de cristal herméticos. Tras el proceso de cocción, una vez que tu mermelada esté templada, viértela en uno de estos recipientes, dando algunos golpecitos mientras se asienta para evitar que queden burbujas de aire. Deja reposar unas horas en la nevera y tu mermelada casera estará lista para tomar