Victoria Herrero
Cómo
Aspectos a tener en cuenta si vas a cocinar en una cazuela de barro
Antes de usarla por primera vez es bueno curarla previamente para evitar que luego se pueda romper
Recuperar los sabores de antaño que tanto gustan. Esta puede ser una de las razones para echar mano de una cazuela de barro a la hora de elaborar una receta. Sin embargo, antes de ponerte el delantal y disponer los ingredientes de cada plato conviene tener en cuenta algunos aspectos para cocinar con este tradicional utensilio de cocina. Y hoy, desde 65ymás, te los mostramos.
Una técnica clásica en los fogones
La cazuela de barro es ideal si lo que quieres es preparar con todo el mimo y el tiempo del mundo guisos, estofados o platos donde la verdura sea la protagonista en dos o tres horas de preparación. Y es que, gracias a este recipiente el calor se reparte de manera uniforme y homogénea para que el plato se vaya haciendo poco a poco. Además de eso, elaborar una receta en una cazuela de barro resulta mucho más sano ya que no se necesita ni grasa ni aceite. Pero incluso también resulta aconsejable si se prepara una receta en seco como puede ser un cochinillo, un cordero o arroces.
Y es que, con solo algo de agua y caldo como base es más que suficiente para preparar un estupendo plato y sorprender a los invitados que ese día vayan a comer a tu casa. Por si fuera poco, como la cocción es lenta (piensa que son como unos 15 minutos más que si se usase un recipiente convencional) y se va haciendo con la tapa puesta, esto hace que los nutrientes de los alimentos se mantengan mucho mejor. Es decir, el resultado final será mucho más sabroso y tierno.
Otra de las ventajas de las ollas de barro es su porosidad, además de que por sus materiales permite que el vapor se escape por lo que en su interior se mantiene el grado de humedad necesario para que los alimentos se vaya haciendo mejor.
Si es la primera vez que la usas...
Eso sí, en este caso es bueno que sepas que para sacar el máximo partido a tu cazuela de barrio lo mejor es no usarla en placas de inducción (se podrían resquebrajar) y sí reservarla para el horno, las placas de gas o las vitrocerámicas. En este último caso es bueno emplear también una especie de soporte de metal entre la superficie donde se cocina y el recipiente para que ambas no se estropeen al estar en contacto. Además, lo más recomendable es usar fuegos que tengan un mayor diámetro que el de la cazuela que se vaya a emplear en este caso.
Consejos a los que se debe añadir alguno más previo, sobre todo cuando se use este recipiente por primera vez. Especialmente, si lo que quieres es mejorar su rendimiento:
- Regla primordial, curar antes de usar. Es decir, cerrar los poros de barro que todavía están abiertos para evitar que incluso pueda romperse o explotar la primera vez. En este caso lo que se hace es dejarla en remojo durante unas ocho horas como mínimo y luego con una esponja retirar el resto de polvo. Un par de remedios caseros recomiendan, a continuación, restregar medio diente de ajo por la parte de la base externa de la cazuela o bien llenar la misma de agua con unos trozos de patata pelada y calentarla a unos 150ºC. Esto último también resulta eficaz para que el recipiente pierda el sabor terroso tan característico del material del que está hecho.
- Es importante calentar la cazuela de poco en poco para que el calor vaya subiendo de forma gradual.
- Es peligroso, ya que podría agrietarse, colocar directamente el recipiente sobre el fuego sin nada de alimento en su interior o con estos demasiado fríos o incluso congelados. El choque brusco de temperaturas podría ser fatal.
- Y una vez que el plato se ha hecho casi por completo es bueno quitar el calor y dejar que termine de hacerse con la temperatura residual que queda y se mantiene en el barro.
Por último, cuando lleves a la mesa este tipo de recipientes conviene que pongas debajo un salvamanteles para evitar que pueda quemar la mesa o el mantel. Además, como se calienta en su totalidad tienes que tener especial cuidado al manipularla ya que tanto las asas como la tapa quemarán si la quieres coger de forma totalmente despreocupada.
Ya como consejo final, no la friegues hasta que no se haya enfriado del todo y lávala siempre sin usar estropajos o bayetas metálicas ya que podrían dañar la superficie. Tampoco se aconseja emplear detergentes u otro tipo de jabones para la vajilla; pueden quedar ciertos restos o sustancias que puedan traspasar dicho desagradable aroma a los alimentos posteriormente cocinados. Lo mejor entonces es echar mano del bicarbonato para dejar el barro reluciente y sin rastro de malos olores.
Tras este paso se seca correctamente y se guarda con la tapa al revés. Además de este gesto, conviene que coloques un paño o una servilleta entre la olla y esta última para que evitar que pueda entrar aire y aparezca moho.