Teresa Rey
Cómo
Cómo tratar la alergia a los animales si tienes una mascota
Los alergólos recomiendan no convivir con ella, pero con ciertas medidas este tándem es posible
Hay personas que poseen alergia a los animales, sobre todo, a los que se suelen tener en casa como mascotas, es decir, perros, gatos, roedores, etcétera. ¿Este es un impedimento para compartir nuestra vida con ellos? Es probable que si consultamos con un médico nos diga que lo ideal es evitar este tipo de convivencia, pues estas alergias se tratan alejándose de los animales que las desencadenan. De hecho, está más que demostrado que al minimizar la exposición a los alérgenos de las mascotas, la reacciones alérgicas son cada vez menos frecuentes o menos intensas en quienes las sufren.
Lo más contaminante
Sin embargo, si a pesar de ello nuestro deseo es tener una mascota en casa, hemos de aplicar una serie de medidas extra para tratar de reducir sus efectos en nuestro organismo. Generalmente, las razas más problemáticas son los perros y los gatos, en cuyo pelo y piel se concentran algunos de los componentes que dan lugar a la alergia. El gato es en concreto el animal que más alergias suele provocar y, además, con síntomas severos, explican desde la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap).
Al igual que las personas, nuestras mascotas renuevan la piel, de modo que las escamas que se generan por este proceso quedan suspendidas en el aire, y quienes las respiran pueden presentar síntomas alérgicos. El pelo es menos alérgico porque se desperdiga por el suelo, y no pasa al aire, por lo que se está menos expuesto. Al mismo tiempo, la saliva, las lágrimas o la orina pueden contener sustancias que generen alergias en humanos.
Desde esta sociedad científica insisten en que si se presenta este trastorno lo mejor es no contactar con los animales. Además, es necesario evaluar hasta qué punto afecta a nuestra salud y merma nuestra calidad de vida, ya que no todas las personas expresan los mismos síntomas.
Consejos básicos
Hecha esta primera recomendación, si finalmente decidimos tener una mascota y somos alérgicos a la misma hemos seguir estos consejos básicos.
Primero, debemos extremar las medidas de higiene en nuestro hogar. Antes de usar la escoba y el recogedor, lo más útil es emplear la aspiradora que remueve menos las partículas alrededor de la casa. De igual modo, es recomendable no tener mantas o trapos de tela que pueda coger el animal e impregnarlos de caspa, pelo, etcétera.
Al mismo tiempo, es muy importante mantener ventilada la casa, pero sobre todo la habitación del alérgico. A la de él no debería entrar nunca, pero si esto sucede lo aconsejable es permanecer tranquilos e intentar que el animal deje la estancia lo antes posible. Después tendremos que hacer una limpieza y ventilación exhaustivas.
Como es de suponer el afectado por este trastorno no debe encargarse nunca de la limpieza de los utensilios del animal. Si es un roedor, no podrá limpiar su jaula, y si es un perro o un gato, no deberán tocar el plato que usen para comer, sus cojines, etcétera. Igualmente a la mascota se la tiene que limpiar con frecuencia. Existen productos que ayudan a que desprendan menos caspa, de modo que podemos recurrir a ellos si somos alérgicos a esta sustancia.
Hemos de limitar el contacto en la medida que podamos, pero si lo hay, nada más terminar deberemos lavarnos bien las manos, con agua y jabón.
Tratamientos médicos
Al mismo tiempo, podemos acudir al alergólogo para que nos ponga un tratamiento si así lo estima oportuno. Generalmente se parte de medicamentos antihistamínicos.
El tratamiento con vacunas es una opción cuando el contacto con los animales es inevitable, como cuando se ha de trabajar con ellos en una clínica veterinaria, en granjas o laboratorios, aclaran desde la Seicap. También es aplicable si se ha decidido continuar con el animal siendo consciente del tipo de reacciones que nos provoca o quienes tienen un contacto indirecto por diversos motivos y no pueden impedirlo. En la actualidad, no existen vacunas para todas estas clases de alergias, pero sí frente a los más habituales como los son las que originan el perro, el gato y el caballo. No obstante, antes hemos de consultar siempre con un alergólogo.
De todas formas, es posible que si somos alérgicos a las mascotas, esta, al igual que surgió, puede desaparecer. Es decir, no tiene que ser una condición de por vida, aunque también es necesario matizar que es algo que no suele suceder. En ocasiones, se va de forma espontánea y otras veces por los propios efectos de la vacuna. El primer caso, suele acontecer en quienes dejan de tener contacto, pero hay situaciones en los este se ha mantenido igualmente y se ha solucionado. Como esto no es algo predecible, se recomienda valorar junto al experto qué tipos de síntomas se tienen y evaluar una posible mejora futura en la que a lo mejor es recomendable pasar un tiempo alejados del animal en cuestión.