Victoria Herrero
Cómo
La calidad del aire, sobre todo en las grandes ciudades, mejora gracias al confinamiento
Victoria Herrero
Foto: Bigstock
Domingo 29 de marzo de 2020
ACTUALIZADO : Miércoles 3 de febrero de 2021 a las 13:16 H
6 minutos
Solo en España, el dióxido de nitrógeno provoca cerca de 9.000 muertes prematuras al año
Por ahora, y a la espera de que esta emergencia sanitaria se normalice poco a poco, el planeta Tierra está experimentado uno de los efectos 'positivos' del confinamiento en los hogares. Y es que el hecho de que millones de personas estén en sus domicilios, se hayan reducido los movimientos solo a lo imprescindible y se haya paralizado parte de la actividad industrial han hecho que la calidad del aire mejore considerablemente. Algo que se nota especialmente en las grandes ciudades, donde la polución solía ser más acusada.
El efecto sostenible del confinamiento
Esta ha sido una de las consecuencias inesperadas de la pandemia actual: la reducción de la emisión de gases que contribuyen al cambio climático. Una situación que se ha empezado a ver en un país como China, donde viven más de 1.300 millones de personas y que es considerada una de las naciones más contaminantes del mundo.
Por poner un ejemplo, solo en la ciudad de Wuhan (epicentro y origen de toda esta crisis sanitaria), durante el mes de febrero se observó una reducción considerable de las concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) en el aire, tal y como certificaron desde la Agencia Espacial de Estados Unidos (@NASA_es). Una escena que se está viendo también en el norte de Italia, otra de las zonas más castigadas por la rápida propagación del virus, y que ya está dando sus primeras muestras en nuestro país.
Así, en Madrid, como explican desde la Agencia Europea de Medio Ambiente (@EUEnvironment), la primera semana de confinamiento en los hogares los niveles de toxicidad en el aire se habían reducido como mínimo un 38%, con respecto al lunes anterior en el que la actividad en la capital era totalmente normal. También en Barcelona hay datos positivos en este sentido. Según la información ofrecida por la Generalitat de Cataluña (@gencat), las concentraciones de NO2 se redujeron casi hasta la mitad en los tres primeros días de cuarentena en los domicilios.
Sin duda, una buena noticia (dentro de la lógica gravedad que vive el país) para frenar la presencia de dióxido de nitrógeno en el aire que, solo en España, causa cerca de 9.000 muertes de forma prematura al año. Un contaminante que tiene su origen en la actividad industrial y el tráfico rodado, dos de los sectores que ahora se han visto paralizados por el aislamiento social impuesto por el estado de alarma, decretado a mediados del mes de marzo.
Una realidad que también se repite, de manera favorable, en el caso de otro componente tóxico: el dióxido de carbono. En este sentido, en el caso de China se experimentó un descenso del 25% durante el mes de febrero, como apuntan desde el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (@CREACleanAir). En datos más concretos, aproximadamente 200 millones de toneladas menos. Algo así como la cantidad equivalente a todo el dióxido de carbono que durante un año genera una ciudad de las dimensiones de Nueva York.
En definitiva, un respiro momentáneo para el planeta gracias a una tónica que se espera se vaya reproduciendo de manera gradual también en España. Y todo debido a la reducción de los desplazamientos en vehículos de motor, la producción industrial y el consumo, como consecuencia del confinamiento en las viviendas.
¿Beneficios a largo plazo para el planeta?
No obstante, y pese a estos datos optimistas, estos últimos expertos se muestran cautelosos a la hora de hablar de un efecto positivo a largo plazo que pueda revertir en la mejora de la calidad del aire y, por ende, del entorno natural. Y es que, como explican, no hay que olvidar que una vez que las medidas de confinamiento se levanten y estos países vayan volviendo a la normalidad (como está ocurriendo con el gigante asiático), puede que se produzca un efecto rebote. Una nueva situación que incluso podría echar por tierra el beneficio sostenible logrado las semanas de aislamiento.
Así pues, la mayoría de los profesionales mencionados coinciden a la hora de apuntar que para mantener el buen camino lo que se debería hacer es un cambio en la mentalidad y el comportamiento. Un compromiso a nivel global tanto de los consumidores como de las empresas y las administraciones públicas.
Una amenaza para la salud
No solo hablamos de un grave problema para la salud del planeta y los recursos naturales, la contaminación supone una seria amenaza también para las personas que viven en él, sobre todo en el caso de los colectivos más desfavorecidos, como son los habitantes con edad más avanzada. Y es que la contaminación está detrás de numerosas enfermedades y dolencias relacionadas con los sistemas cardiovascular y respiratorio, especialmente.
De un modo más concreto, aquellas personas que residen en zonas más contaminadas solo por el hecho de estar respirando un aire que no es muy limpio tienen un mayor riesgo de sufrir patologías que van desde problemas bronquiales, pasando por el asma o el cáncer de pulmón. Pero hay más enfermedades en esta lista,ya que los agentes tóxicos también empeoran situaciones de hipertensión, posibles infartos, derrames cerebrales e incluso enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.