Mariola Báez
Cómo
Cómo debe ser la suela de tus zapatos para evitar accidentes
Mariola Báez
Foto: Bigstock
Viernes 25 de diciembre de 2020
ACTUALIZADO : Viernes 25 de diciembre de 2020 a las 2:45 H
6 minutos
Es la que te mantiene en contacto con la superficie y de ella depende tu seguridad al caminar
Acertar a la hora de elegir el calzado adecuado es un aspecto importante para cualquier persona, pero en el caso de los adultos mayores adquiere especial relevancia porque de ello depende no solo la adecuada protección del pie, sino tambiémn evitar las caídas en la medida de lo posible.
Los datos que ofrece la Organización Mundial de la Salud (@OMS_es) indican con claridad que cualquier elemento que contribuya a ganar seguridad en cada paso es más que interesante. Las caídas son la segunda causa de muerte por lesiones accidentales no intencionadas en todo el mundo y las personas mayores de 65 años son quienes más las sufren.
¿Te has fijado alguna vez en la suela de tus zapatos?
A la hora de adquirir un par de zapatos, casi todos tenemos en cuenta que sean, ante todo, cómodos y si son bonitos, mucho mejor. Sin embargo, pocas veces reparamos en la suela, algo que deberíamos hacer más a menudo. El material con el que estén fabricadas, su grosor, el grado de flexibilidad o su capacidad de adherencia son solo algunos de los aspectos que van a influir en que resulte más o menos seguro. Conocer qué implica cada una de estas características, y saber identificarlas y valorarlas en el momento de la compra, quizás pueda librarnos de algún resbalón o tropiezo. Comenzamos.
Seguramente te sorprenda la gran variedad de materiales que existen para la fabricación de suelas. Hasta hace unas décadas, solo era posible elegir entre una suela de cuero y una de goma, pero ahora, con la aplicación de avanzadas tecnologías a la industria textil, esa "goma" abarca desde la innovadora “goma EVA”, hasta las suelas de poliuretano, cada vez más utilizadas en el calzado deportivo.
Los zapatos con suela de cuero son los más elegantes, pero su uso por parte de las personas mayores debe ser limitado, porque son las que resbalan con más facilidad, aunque algunas están tratadas para mejorar su adherencia. Llevarlas o no dependerá de tus preferencias, pero evitarlas en días de lluvia o en superficies más deslizantes es una medida que debes valorar. En general, unos zapatos con suela de goma presentan una mayor adherencia.
El peso, el grosor y la flexibilidad son también características importantes y apreciables a simple vista. Por supuesto, la idoneidad de cada una de ellas va a depender del tipo de calzado del que hablemos. Una suela extra gruesa en unas zapatillas de andar por casa no tendría demasiado sentido, mientras que en unas deportivas sí sería un punto a favor, porque ese grosor implica una pequeña cámara de amortiguación, esencial a la hora de minimizar el impacto de una actividad aeróbica.
A la hora de comprobar si la suela te conviene, pruébate el zapato sin prisas y fíjate al caminar si notas o no su peso. Si al levantar el pie el zapato pesa y la rigidez de la suela hace que no puedas realizar fácilmente los movimientos, es probable que termines, sin darte cuenta, no levantándolo lo suficiente y arrastrándolo ligeramente. Con una suela pesada y poco flexible, el peligro de tropezar se incrementa. En el extremo opuesto, una suela demasiado fina y ligera, con la que notas cualquier irregularidad o piedrecilla en el terreno, tampoco es conveniente porque el zapato resultaría más incómodo y peligroso. Notar un cuerpo extraño al pisar puede hacer que pierdas el equilibrio por unos segundos.
Además del material, lo que proporciona esa adherencia necesaria es el dibujo que presente la suela. Esos surcos incrementan la capacidad de fijación del zapato en superficies determinadas. Por eso, siempre es recomendable que el calzado que elijas tenga en su suela un mínimo dibujo, que deberá ganar profundidad para garantizar la máxima adherencia en superficies complicadas por resultar inestables como, por ejemplo, en unas botas de senderismo.
¿Qué otros detalles tener en cuenta?
En general, una suela fabricada con algún tipo goma que sea semidura, con la flexibilidad justa, que no tenga un exceso de amortiguación (salvo que se trate de unas zapatillas de deporte) y que incluya hendiduras no demasiado profundas, que garantizan una buena adherencia, podría ser la ideal para que un zapato de diario resulte seguro para una persona mayor.
Además, a la hora de adquirir tu calzado, expertos de la fundación Podoactiva (@Podoactiva) recomiendan fijarse en otros detalles igualmente importantes, como pueden ser el ancho del zapato, sobre si presentas algún tipo de patología (juanetes, dedos en garra, espolones…); el grado de sujeción, que debe ser el justo para proteger tus pies de torceduras y esguinces pero sin apretar; o la transpiración y el grado de impermeabilidad, que garantizan que tus pies estén siempre secos.