Consejos para cuidar la piel de los mayores en verano

La exposición al sol en los meses de verano sin la protección adecuada puede tener consecuencias graves para nuestra piel, sea cual sea nuestra edad. Ahora bien, las personas mayores presentan mayor riesgo de daños, puesto que, con el paso del tiempo la piel disminuye su elasticidad, pierde hidratación y se vuelve más fina, por lo que su capacidad de recuperación ante agresiones externas como las del sol, el salitre o los productos químicos de las piscinas es menor. Utilizar protectores solares y llevar la vestimenta adecuada, entre otras precauciones, pueden evitarte esos daños en tu piel.

Protectores solares

Utilizar protección solar es básico durante todo el año para prevenir el envejecimiento prematuro, la aparición de manchas o el cáncer de piel. Existen mucho tipos de cremas solares y algunas de ellas están especialmente indicadas para los mayores. El factor solar más adecuado para los mayores sería el SPF 50+UVA. Diversos estudios han llegado a la conclusión de que el 80% de la capacidad del efecto barrera de una crema solar se pierde transcurridas dos horas desde su aplicación. Por tanto, para que realmente estemos protegidos es importante actualizar la protección solar a lo largo del día. Pero para que un fotoprotector sea eficaz es necesario aplicarlo en una cantidad suficiente: en verano, deberíamos gastar un bote de protector cada 15 días.

Vestimenta

En verano es recomendable el uso de sombreros, gorras o pañuelos que protejan nuestra cabeza del sol. Pero también es importante vestir acorde con las temperaturas en las que nos movemos. Para esta época del año son ideales las prendas ligeras y holgadas, que dejarán pasar más aire. Y mejor si su tejido es el algodón, una tela fresca que, al igual que el lino o la seda, no da calor. Por el contrario, deberíamos evitar las prendas de poliéster o fibra sintética ya que tienen poca ventilación y aumentan la temperatura corporal.

Ejercicio

Los beneficios para nuestra salud general de practicar ejercicio físico de forma moderada están ampliamente documentados. Nuestra piel no es una excepción, ya que el ejercicio protege las células del daño oxidativo, que en parte es responsable del envejecimiento, y, al mismo tiempo, estimula la circulación sanguínea. Al hacer deporte se incrementa el flujo de la sangre que va a la piel, de modo que esta se mantiene más irrigada y provoca que su apariencia mejore. En líneas generales, la epidermis se muestra más oxigenada y esto hace que adquiera un color más agradable. Así que practicar ejercicio moderado durante todo el año también nos ayudará a llega al verano con una piel más sana. Eso sí, no debemos realizar ejercicio ni deportes que aumenten el esfuerzo y la sudoración en momentos de calor.

Hidratación

La piel seca y enrojecida es uno de los síntomas comunes de la hipetermia, un aumento de la temperatura corporal interna (más de 40º) sobre el que alertan los geriatras. Algunas de las recomendaciones de los expertos para protegernos de las altas temperaturas sin duda también nos ayudarán a proteger nuestra piel en verano, como hidratarnos con frecuencia y evitar la exposición al sol en las horas de mayor intensidad (de 12-16 horas) y con una humedad relativa alta (mayor del 60 por ciento).