Consejos para dormir con el aire acondicionado y no amanecer con dolor de garganta

Las olas de calor se suceden en verano con mayor frecuencia cada vez. Los días son asfixiantes, pero las noches no dan un respiro: el termómetro sigue alto de madrugada. Abrir la ventana se convierte en algo imposible y las casas no se refrescan.

Ante esta situación, muchos optan por dormir al arrullo de las máquinas de aire acondicionado. Programan el termostato, se meten a la cama y disfrutan de un descanso fresco y más cómodo. Pese a ello, una buena parte de estas personas terminan despertándose con un incómodo dolor de garganta.

Los efectos negativos de dormir con este aparato encendido son varios, aunque el más habitual es la irritación o sequedad de garganta. Sin embargo, hay algunos trucos y consejos para evitar esta situación, que normalmente se produce por el ambiente frío y seco que generan los aires acondicionados encendidos durante largos periodos de tiempo.

Ajusta la temperatura

¿Necesitas poner el aire a 19ºC para tener que taparte o a máxima velocidad? La respuesta es que no. Una de las mejores formas de evitar problemas en el aparato respiratorio es graduar el termostato a una temperatura fresca, pero no excesivamente fría.

Los 25ºC serían un término medio aceptable, programados a una velocidad moderada o con un temporizador que apague el aparato de madrugada. Además, esto no solo será un beneficio para tu salud, sino también para tu bolsillo, pues el consumo de energía será notablemente menor.

También es importante controlar hacia dónde se dirige el chorro de aire frío. Evita que incida directamente sobre tu cama y dirígelo mejor hacia áreas como el techo. De esta forma, el ambiente será fresco, pero flujo de frío no llegará directamente a tu garganta.

Limpia el filtro

Un filtro sucio hace que el aire que respiramos acumule polvo, bacterias y alérgenos, lo que contribuye a irritar las vías respiratorias. La limpieza habitual de esta parte de la máquina es fundamental para su buen funcionamiento, por lo que es recomendable limpiarlo o cambiarlo al menos una vez cada mes.

Humedece el ambiente

El aire acondicionado tiene tendencia a resecar el ambiente, lo cual es, en gran parte, responsable de la irritación de la garganta que nos hace levantarnos molestos y afónicos. Por eso, hay varios trucos para mantener la humedad en la habitación en las peores noches de verano.

El primero es utilizar un humidificador para agregar humedad al ambiente. Colócalo junto a la cama para combinar el fresco del aire acondicionado y el vapor del humidificador. Si no tienes humidificador o no quieres conectar un aparato más, un paño húmedo o una olla hirviendo colocada bajo el chorro de aire pueden hacer su función de forma casera.

Por otra parte, las plantas de interior son unas buenas aliadas para humedecer ambientes gracias a la transpiración. Liberan humedad y, pese a los mitos sobre el robo de oxígeno por la noche, no existe ningún peligro en dormir con un par de plantas en el dormitorio.

Mantente hidratado

La hidratación externa del ambiente es fundamental, pero también lo es la del propio cuerpo a lo largo del día. Para que las vías respiratorias no se resequen, es importante beber agua durante toda la jornada. Así, estarán hidratadas antes de irnos a la cama.

Para esto, es importante añadir alimentos ricos en agua, como el melón o la sandía, las frutas más típicas del verano. Si, a pesar de todo, sigues notando sequedad, prueba a añadir a tu rutina un baño de vapor: cuando el agua caliente se evapore, respira profundamente durante varios minutos para hidratar el sistema respiratorio.