Es una de las frases del verano, sobre todo si hay niños en la familia. Para muchos, las dos horas de digestión antes de poder bañarse en la playa o piscina es una norma que hay que cumplir sí o sí. Aunque también hay quien presume de comer y meterse en el agua. Entonces, ¿es mito o realidad?
La verdad es que introducirse de golpe en agua muy fría puede causar una bajada brusca de tensión, y como consecuencia pueden producirse mareos, malestar general, náuseas, debilidad y pérdida de conocimiento, y por lo tanto, riesgo de ahogamiento. Y en casos muy extremos puede ocasionar una parada cardiorrespiratoria. Es lo que se conoce como síndrome por inmersión o hidrocución.
La recomendación de no bañarse inmediatamente después de las comidas, según los expertos, es una precaución acertada, porque durante la digestión la sangre fluye en mayor cantidad hacia el aparato digestivo y menos en otras zonas del organismo. Eso sí, la causa principal del corte de digestión o hidrocución es la diferencia térmica entre la piel y el agua, y no el proceso de la digestión de los alimentos.
La Cruz Roja Española, por ejemplo, recomienda, antes de zambullirse, hacer la digestión durante un tiempo prolongado como medida para evitar accidentes.
La conclusión es que la precaución de esperar, tras una comida, una o dos horas antes de bañarse es acertada. Ahora bien, se debe adaptar a la cantidad ingerida. Si la comida ha sido ligera, se puede volver a entrar al agua antes de una hora, pero si ha sido muy copiosa, podríamos necesitar incluso más tiempo.
Evitar problemas
Desde OCU (@consumidores) recomiedan una serie de precauciones, especialmente si el agua está fría:
- Evitar la combinación de estos tres factores: agua muy fría + cuerpo caliente + entrada de golpe en el agua.
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Evitar zambullidas bruscas después de la comida, pero también después de hacer un ejercicio intenso o incluso después de haber estado un tiempo prolongado al sol calentando en exceso tu cuerpo. Sí puedes bañarte, pero no te tires de golpe: es mejor introducirse en el agua de forma gradual o mojarse antes algunas partes del cuerpo para ir acostumbrándolo al contraste de temperatura
- Es preferible no hacer ejercicios intensos en las horas de más calor.
- Cuando la temperatura es muy elevada, al aire libre, olvídate de comidas copiosas: mejor optar por alternativas de menús saludables y veraniegos.
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Cuidado con el alcohol: una ingesta excesiva sempre es un riesgo, y más para los bañistas.
Signos de que algo va mal: cómo actuar
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Dosifica tus fuerzas: no te alejes mucho mar adentro, es mejor bañarse acompañado, sobre todo en sitios que no conozcas...
- Si estás en el agua y empiezas a encontrarte mal, sal enseguida.
- Si notas frío, náuseas, zumbido de oídos o siente un cansancio repentino y no puedes salir del agua, tratar de pedir ayuda a alguien.
- Una vez fuera del agua, permanece un rato en reposo, mejor tendido con las piernas en alto para asegurar el flujo de sangre al cerebro, aunque en ese momento tengamos la tensión baja.
- Si no te recuperas, habrá que pedir ayuda al socorrista, a los servicios de vigilancia o llamar al 112.