Marco Herrera
Cuál
¿Cuáles son las diferencias entre voto en blanco, nulo y abstención?
A pesar de ser términos muy utilizados por los medios, no todo el mundo tiene claras las diferencias
Ante las distintas convocatorias electorales, muchos se vuelven a hacer la pregunta sobre las diferencias entre voto nulo, voto en blanco y abstención. A pesar de ser términos comúnmente utilizados por políticos y medios de comunicación, a gran parte de la población parecen no quedarle claros estos tres conceptos, claves tanto en eleccions Generales, como Autonómicas, Municipales y Europeas.
Voto nulo
El voto nulo es un voto que, como su propia palabra indica, no se cuenta, no es válido, y ello se debe al hecho de depositar la papeleta en la urna de una forma irregular. Ya puede ser con algún escrito sobre la papeleta, introduciendo más de una, hacerlo con la papeleta arañada o cortada, hacerlo con pegatinas... cualquier modo irregular de introducir el sobre y el contenido de este, será considerado como voto nulo.
Voto en blanco
El voto en blanco es el acto de introducir el sobre en la urna sin ninguna papeleta en su interior, vacío. En el caso del Senado, esto equivaldría al hecho de introducir la papeleta sin marcar ninguno de los nombres que vemos en ella. Este voto sí entra dentro del recuento, y aunque no se adjudiquen a ninguna lista (hace años se decía erróneamente que iban a parar a la lista más votada) se suman al total de votos emitidos haciendo aumentar el porcentaje mínimo fijado en un 3% y perjudicando generalmente a los partidos pequeños. Históricamente el voto en blanco se ha vinculado a la persona que, queriendo identificarse con unas ideas políticas, no ve en ningún partido ni en su programa la motivación para decantarse por alguno de ellos y emite este voto de disconformidad con todos.
Abstención
La abstención es el acto de no acudir a votar, como otra forma de disconformidad con todas las propuestas políticas, con los partidos y hasta con el propio sistema. La abstención suele ser más habitual en gente joven (de 18 a 25 años) y en capas sociales más desfavorecidas. En el primer caso, esto suele explicarse por los sociólogos como la dificultad de los políticos para llegar a los más jóvenes y adaptarse a su lenguaje y preocupaciones. En el segundo los expertos explican dicha abstención en barrios con más problemas sociales debido a la sensación de que nadie se preocupa por ellos y los problemas existentes entre sus habitantes.