Carlos Zapatero
Cuál
Fecha de caducidad y consumo preferentes, ¿cuáles son las diferencias?
En la seguridad y el descenso de la calidad encontramos la principal diferencia entre ambas fechas
Pese a que muchas veces tendemos a confundirlos, los conceptos de fecha de caducidad y consumo preferente hacen referencia a realidades muy distintas. En la diferencia entre la reducción de las propiedades de un producto y la fecha límite para garantizar el impacto positivo del mismo en nuestro organismo radica la diferencia.
Diferenciando ambos conceptos
Tal y como recoge la Junta de Andalucía, la fecha de consumo preferente indica cuándo la calidad de un producto puede comenzar a disminuir. El fabricante asegura al consumidor que, hasta la fecha que marca el envase, el producto va a conservar las condiciones óptimas para su conservación. Una vez se haya pasadaesa fecha, es posible que el alimento haya perdido una cualidad o una propiedad organoléptica, que es la que hace referencia al olor o al sabor de los productos alimenticios. Sin embargo, lo más importante es que todavía puede ser consumido sin que suponga un riesgo para nuestra salud.
La fecha de caducidad hace referencia al momento a partir del cuál un producto deja de ser seguro para su consumo. A partir de entonces, tendríamos que desecharlo, puesto que podría ocasionar daños en nuestro organismo. Las fechas de caducidad son propias en productos perecederos, como el pescado o la carne.
Luchando contra los alimentos que terminan en la basura
Tal y como recoge la propia OCU, no podemos consumir productos una vez se ha rebasado la fecha de caducidad. Sin embargo, para evitar su desperdicio, sí que podemos congelarlos para su correcta conservación. La única preocupación que tenemos que advertir es que, una vez descongelados, debemos consumirlos en menos de 24 horas.
Es recomendable recordar que todas estas fechas se estipulan en torno a los productos que mantienen sus envases en buen estado. Cuando modificamos sus condiciones de conservación, los plazos recomendados para su consumo cambian drásticamente. Estableciéndose, en la mayoría de los casos, en 24 horas desde su apertura.
Sin embargo, en caso de duda es recomendable que llamemos a los números que aparecen en las etiquetas de los propios productos. Pues, debido a su tipología, las fechas de consumo y de caducidad pueden cambiar entre alimentos de diferente naturaleza.