Carlos Losada
Cuál
Cuál es el origen del brindis al tomar vino u otras bebidas
Se trata de una tradición mundial que tiene connotaciones positivas y de celebración
No cabe duda de que el brindis es una de las tradiciones más arraigadas en el momento de tomar vino (o cualquier otra bebida espirituosa). Tanto es así, que rara es la persona que no haya brindado alguna vez en la vida.
Como bien sabe cualquier lector, se brinda en los acontecimientos especiales o en cualquier reunión de amigos o familiar; por algo que se ha conseguido o por algo que ha de suceder; por un homenajeado o simplemente por el amor. Motivos hay miles, tantos como disfrutar de una bebida en compañía de personas queridas. Pero ¿de dónde viene esta centenaria -e incluso milenaria- costumbre? ¿Cuál es el origen del brindis?
Desde la mitología griega…
Teorías del origen del brindis hay unas cuantas y quizás la que más peso tiene nos lleva a tiempos de Carlos I de España y V de Alemania, pero viajemos en el tiempo aún más atrás, a la Grecia Clásica. Por aquel entonces, el dios de la fertilidad y del vino era el juguetón Dioniso, quien un buen día quiso agasajar al resto de los dioses con un banquete que nunca olvidarían. En él tendría una especial importancia la bebida sobre la que tenía un poder supremo, de modo que preparó el mejor de los vinos posibles para que sus invitados lo disfrutaran con todos los sentidos.
Sin embargo, había un sentido que generalmente no participaba. Si bien se probaba con el gusto, se observaba el color con la vista, se notaba su suavidad con el tacto de la lengua y se disfrutaba de los aromas con el olfato, ¿qué hacer con el oído? Así que Dioniso propuso entrechocar las copas para que el vino también se escuchara.
Sin venenos, por favor
Más allá de esta leyenda mitológica, al parecer tanto los griegos como los romanos brindaban para demostrar a sus invitados una total confianza, ya que había ocasiones en las que el mejor modo de deshacerse de un comensal no deseado pasaba por el envenenamiento. Por lo tanto, el anfitrión levantaba su copa, brindaba y bebía el primero para demostrar que lo que había en ella era tan inocuo como el contenido de las demás. Asimismo, el hecho de hacerlas chocar provocaba que los líquidos salpicaran de unas a otras y así quedaba patente que no había nada que temer.
Sin movernos de la Antigua Roma, donde la aristocracia era muy dada a organizar todo tipo de festejos en los que el vino cobraba una especial relevancia, parece ser que quienes disfrutaban de tan pantagruélicos banquetes hacían chocar sus copas con el objetivo de que el servicio les escuchara y se acercara a su posición para rellenarlas cuando el vino escaseaba en su interior. Y es que, la algarabía reinante debía ser de aupa.
“Bring dir’s”
Abandonamos la Edad Antigua y nos adelantamos en el tiempo hasta el citado Carlos I. En la segunda guerra que tuvo contra Francia y el rey Francisco I, el ejército imperial obtuvo la victoria en Roma (el papa Clemente VII era aliado de Francisco), motivo de regocijo para soldados y oficiales. Estos últimos llenaron sus copas de vino y ofrecieron la victoria al monarca elevándolas y pronunciando la frase bring dir’s, que más o menos significaba “yo te lo ofrezco”. Con el tiempo, la expresión se popularizó y se fue “castellanizando” hasta el brindis actual.
Alzando las copas en todo el mundo
Sea cual sea el origen del brindis, lo que parece claro es que se ha extendido por todo el mundo y raro es el lugar en el que no se brinda por algo con alguna bebida. Eso sí, no en todas partes las costumbres son las mismas, ya que hay lugares y entornos sociales en los que el hecho de entrechocar las copas es un símbolo de descortesía. Por ejemplo, en Hungría ese choque se considera incluso ofensivo, pues le recuerda a cierta victoria de los austriacos. Con lo que si visitas el país, no se te ocurra hacerlo.
En cambio, en Alemania, donde lo más correcto es decir prost (nuestro equivalente a “salud”) mientras brindas mirando a los ojos de los demás comensales, no es de buena educación que dos parejas brinden formando una cruz.
Por su parte, en Francia, lo que no debes hacer es beber antes de brindar (en España tampoco es lo más adecuado) ni llenar más de la mitad de la copa.
Sin embargo, en China se llena el vaso hasta arriba y no debes levantar el brazo más que el anfitrión ni que otras personas mayores con las que compartas el brindis.
Y si hay un lugar en el que brindar sea casi una religión, ese es Georgia. En sus festejos, son tantos los brindis que se hacen que contratan incluso a unos especialistas llamados tamadas, que se encargan de la organización de esta tradición y que compiten para resultar los más ocurrentes.