Mariola Báez
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Tipos de andadores: ¿cuál se adapta mejor a tus necesidades?
Mariola Báez
Foto: Bigstock
Viernes 24 de enero de 2020
ACTUALIZADO : Lunes 19 de julio de 2021 a las 16:50 H
6 minutos
Este producto de apoyo puede resultar muy útil a personas mayores con problemas de movilidad
Un andador es un práctico elemento que puede venir muy bien en circunstancias diversas. Puedes recurrir a él de manera puntual, por ejemplo en la recuperación de un proceso post operatorio en el que has tenido que permanecer un tiempo en reposo, o también convertirlo en una herramienta que te ayude en tus tareas diarias, igual que podrías utilizar un bastón.
Los andadores están considerados productos de apoyo, una denominación que, como señala el Centro de Referencia Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas (@Ceapat), incluye todos aquellos elementos que han sido diseñados por y para personas que presenten algún tipo de discapacidad en grado diverso. Prevenir deficiencias o limitaciones en la actividad y evitar restricciones en cuanto a la participación es el objetivo que deben aspirar a cumplir.
¿Te puede venir bien un andador?
Cuando una persona mayor presenta problemas de movilidad, tener a mano este elemento y recurrir a él cuando lo considere oportuno puede suponer importantes ventajas. Aunque los expertos coinciden en que siempre es conveniente contar con el preciso asesoramiento médico previo.
Se trata de un producto de apoyo, cuyo objetivo es hacer más fácil las actividades diarias a una persona que tiene alguna dificultad a la hora de caminar y moverse. El andador proporciona estabilidad a cada paso, dando a quien lo utiliza una mayor seguridad para desplazarse de un punto a otro sin ayuda de nadie. En muchos casos, puede ser un elemento clave para mantener la propia autonomía.
El andador también puede cumplir una importante función en momentos puntuales de convalecencia o en otras situaciones concretas. Por ejemplo, a la hora de dar los primeros pasos tras sufrir un accidente o una caída que haya generado cierto miedo e inseguridad, un trastorno conocido como síndrome post caída.
Mantener la independencia al andar por el propio domicilio o dar un tranquilo paseo por la calle, sabiendo que el andador va a favorecer el equilibrio y la estabilidad, son razones por la que este producto resulta, en muchos casos, una ayuda realmente eficaz.
¿Qué diferencias existen entre unos andadores y otros?
A la hora de adquirir un producto de este tipo, es fundamental conocer las distintas opciones disponibles, valorando los pros y los contras de cada una de ellas como paso previo a elegir el que mejores resultados pueda proporcionarte.
Existe una gran variedad de modelos, pero los profesionales de ortopedia establecen una primera clasificación entre aquellos que cuentan con ruedas y los que no. No son unos mejores que los otros, simplemente están pensados para atender necesidades diferentes.
Los actuales andadores sin ruedas, fabricados generalmente en materiales ligeros y resistentes, como el aluminio, implican que la persona que los utiliza tendrá que levantarlos ligeramente antes de dar cada paso. Además, también supone hacer un pequeño ejercicio extra de brazos por el movimiento de elevación previo que exige.
Son especialmente recomendables para el uso en interiores y en ellos destaca la estabilidad que proporcionan. Muchos son plegables, por lo que no supone problema alguno guardarlos cuando no resulten necesarios. Para que una persona mayor con problemas de movilidad pueda, por ejemplo, levantarse de la cama por sí misma, apoyándose en este elemento, o ir de una estancia de la casa a otra sin solicitar ayuda, pueden ser muy útiles.
También existen modelos con ruedas, igualmente idóneos en multitud de casos. Son más cómodos para exteriores y si la pérdida de movilidad es leve, pueden ser una excelente opción. Los hay que incorporan únicamente dos ruedas delanteras y también los tienes con tres, los menos habituales, o con cuatro. Funcionan igual que los anteriores, la única diferencia es que utilizarlos no requiere tener que levantarlos a cada paso.
Este hecho, para algunas personas mayores, puede resultar una cómoda ventaja, pero es importante adquirir un producto de estas características en ortopedias especializadas que confirmen la seguridad del producto, especialmente en lo que respecta al sistema de frenos.
Algunos modelos incorporan asiento, algo que puede venir muy bien para disfrutar de un agradable paseo, permitiendo pausas para el descanso, y también los hay con prácticas cestas, para guardar lo que quieras o lo que hayas comprado durante el recorrido.
Detalles que debes tener en cuenta
Como hemos dicho, siempre que se cumplan las normas de calidad y seguridad, no hay andadores buenos o malos, solo hay que encontrar el adecuado para cada persona.
Es importante que sea un médico quien recomiende su uso, porque quizá lo que te conviene para mantener o mejorar tu movilidad es un bastón y no un producto de apoyo de este tipo. Si te han indicado la idoneidad de un andador, algunos detalles que debes comprobar a la hora de adquirirlo son:
- Ligero y manejable. Aunque utilizar un andador requiere cierta práctica, si te resulta un “trasto” difícil de mover, no te interesa.
- Adaptable en altura. Condición básica, porque cualquier producto de este tipo debe favorecer una buena postura al andar, teniendo en cuenta tu peso y altura
- Seguridad máxima. Es importante comprobar que un andador fijo cuenta con gomas en sus patas para evitar cualquier deslizamiento no deseado. Del mismo modo, los frenos de las ruedas de los andadores han de ser del todo fiables. Los más aconsejables son los que actúa por presión, es decir, cuando detectan el peso de la persona que se apoya, la ruedas se bloquean inmediatamente.