Anna Blanco
Practicopedia
Cuatro errores que cometemos cuando regañamos a nuestro perro
Parece lógico que al educar a nuestro perro le regañemos en algún momento pero ¿es efectivo hacerlo?
Enseñar buenos hábitos de conducta a nuestro perro es importante para una correcta convivencia tanto en casa como con el entorno. Por ello, es necesario que enseñemos a nuestro animal qué está bien y qué no para corregir malos comportamientos. En este sentido, una forma muy utilizada para educar a nuestro perro es regañarle cuando hace algo mal o que queremos cambiar, pero ¿es esta la forma correcta de conseguir que deje de hacerlo? Probablemente no. Así, un estudio reciente de la Universidad de Oporto ha analizado cómo reaccionan los perros a los castigos más rutinarios de sus propietarios y sus conclusiones no dejan lugar a dudas: incluso castigos relativamente leves como gritar o tirar de la correa estresan a los perros, haciéndolos más “pesimistas” que los perros entrenados con premios y recompensas, y eso provoca problemas de conducta y de convivencia a medio y largo plazo.
Por tanto, debemos ser conscientes de que los gritos o actitudes fuertes no son la manera más efectiva de lograr que nuestro perro corrija una conducta. Veamos los errores mas comunes que cometemos al regañar a nuestro perro.
1 Regañar cuando no toca
Llegamos a casa y notamos que nuestro perro ha estado subido en el sofá, aunque lo tiene prohibido. Regañarle entonces por algo que ya no está sucediendo no va a servir de nada porque los perros no son capaces de asociar algo que ha pasado hace horas con el castigo actual. Puede parecer que lo entienden porque bajan las orejas o tienen una actitud 'culpable' mientras les regañas, pero es solo porque nos ven enfadados y quieren que paremos. En ningún momento llegan a relacionar nuestro enfado con algo que han hecho horas antes.
2 Pasarnos de vueltas
Hemos tenido un día difícil, estamos cansados y nuestro perro está ansioso para salir de paseo y no para de ladrar. Le gritamos para que deje de hacerlo o lo apartamos con empujones para que deje de molestarnos. Quizás conseguiremos que en ese momento deje de ladrar, pero también le generaremos estrés y ansiedad por lo que, evidentemente, todos salimos perdiendo. Por tanto, excedernos en la riña, sea cual sea el motivo, no es bueno (por supuesto ni hablamos ya de usar la violencia porque queda completamente descartado si de verdad queremos a nuestro compañero de cuatro patas).
3 Prohibirle gruñir
Cuando nuestro perro gruñe es normal que le regañemos porque no nos gusta esta 'actitud' ni con nosotros ni con los demás. Pero para los perros gruñir es su forma de comunicar su malestar ya sea con otros perros o hacia las personas. Si le regañamos por hacerlo, puede suceder en algunos casos que el perro pase directamente a morder, es decir, no nos avise antes al tener prohibido gruñir. Mejor si, cuando nuestro perro gruñe, paremos atención al motivo de porqué lo está haciendo y así podremos gestionar su malestar de forma más efectiva.
4 Siempre coherentes
Por último, nada de lo comentado va a ser útil si no somos coherentes con lo que le enseñamos y le pedimos a nuestro perro. Utilizando el primer ejemplo, no podemos reñirle por subirse al sofá y a los dos días, dejarle que se suba porque nos apetece acariciarlo un poco mientras vemos la tele. Los perros, al igual que cuando hemos educado a niños, necesitan estabilidad y unas pautas lógicas y repetidas de cómo comportarse. Solo así conseguiremos un perro equilibrado y feliz.